Greg Allen se disponía dejar a su hija para que pasase un fin de semana con su ex esposa.
Sabrina, de 4 años, se volvió a su padre, le dio un abrazo y le dijo: «Papá, no me olvides nunca».
Pero cuando Greg Allen entendió lo que sus palabras implicaban, ya era demasiado tarde.
Su ex secuestró a su hija y desapareció con ella.
Las luces de alarma se habían encendido desde el primer momento.
Cuando la pareja se separó, Greg Allen había recibido la custodia de la hija común que tenía con su ex esposa, Dara Llorens, y esta amenazó con desaparecer con la niña.
Dara no quería que su hija estuviese con su padre. Habló del odio que sentía por su ex marido a familiares e incluso hizo que la niña dijese cosas sobre Greg en la guardería. Cosas que hicieron que los servicios sociales contactaran con la familia para averiguar si la niña sufría algún tipo de acoso físico o sexual por parte de su padre.
– Los servicios sociales se la llevaron de la escuela a otro lugar seguro, allí le hicieron muchas preguntas sobre su papá. Sabrina dijo: «que mi papá le pega a mi mamá es una mentira que mi mamá me dijo que contase», declara Greg en una entrevista con Daily Mail.
Está claro que la madre estaba dispuesta a llegar hasta donde hiciese falta. Y cuando Greg intentó solucionarlo, la única respuesta que recibía era que no había nada que hacer.
Al final la situación se calmó. La ex esposa, Dara, de repente estaba muy agradable y Greg pensó que las cosas se habían serenado.
Lo que no sabía él era que Dara estaba tramando un plan. Un plan que le daría a ella la ventaja que necesitaba para secuestrar a su hija desaparecer con ella un fin de semana.
– Dejé a mi hija, le di un beso de despedida y ella dijo: «papá, nunca me olvides». Sabrina había tenido dolor de estómago las últimas veces que la había dejado, a pesar de que Dara parecía muy amable. Estaba claro que la niña estaba nerviosa. Era obvio que ella sabía lo que iba a pasar, cuenta Greg Allen a Daily Mail.
Dara y Sabrina nunca regresaron ese domingo de abril de 2002. Greg contactó con la policía, pero madre e hija habían desaparecido sin dejar rastro.
El padre sabía dónde tenía que buscar: México.
Un año después madre e hija se encontraban en las inmediaciones de Ciudad de México, solo a unos minutos de donde Greg había vivido durante ese tiempo de búsqueda de Sabrina. La policía recibió una pista, le llegó de una profesora que había oído a la niña decir que quería vivir con su papá en los Estados Unidos.
Pero la policía no actuó lo suficientemente rápido y la madre volvió a desaparecer con la hija.
Después de eso Greg no volvió a saber nada hasta 11 años después. Pero nunca se dio por vencido.
Él vivía en México, aprendió español y habló de su hija a todos. La historia de Sabrina dio la vuelta al mundo… Y un día el teléfono sonó.
La policía entró en una casa en Papalota, en Tlaxcala, a las afueras de Ciudad de México, que había estado vigilando desde hacía tres semanas.
Arrestaron a la madre y se llevaron a la niña de vuelta a los Estados Unidos.
Greg, que estaba en ese momento en el dentista, no podía creer que fuera verdad.
Se quedó de piedra y luego saltó de la silla.
Tras 12 años solo con su madre, Sabrina había aprendido a odiar a su padre. Al principio no estaba preparada para encontrarse con su padre, Greg, y la nueva esposa de este.
Pero con el tiempo, llegó el momento. 12 años habían pasado desde que Gerg había visto a su hija por última vez, 12 años en los que había vivido esperando ese momento.
Y fue un instante que Greg nunca va a olvidar.
«El último año ha sido una montaña rusa, pero quiero creer que hemos pasado lo peor. Estoy contento de poder decir que tenemos una fuerte relación que evoluciona día a día», escribe Greg en Facebook.
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