Todos tenemos nuestras formas y métodos de honrar a aquellos que han fallecido en esta vida. Parte de amar a alguien es ser muy consciente de lo que les gusta y de cómo les gustaría ser recordados.
Para la familia de Magaret Hubl, que murió a la edad de 89 años, había una manera especial, y bastante única, de honrar su memoria, e incluía edredones …
Margaret ya era una madre orgullosa de tres hijos cuando su cuñada falleció, dejando atrás a un par de gemelos sin nadie que los cuidara. Margaret y su esposo Henry criaron a los gemelos ellos mismos, lo que significa que cuidaron a cinco niños.
En un intento por ayudar al sustento de sus hijos, Margaret se dedicó a la costura. Finalmente encontró un pasatiempo en su vida con la fabricación de edredones y se hizo muy conocida en su familia por el excelente trabajo que práctico cuando se trababa de sus creaciones.
Sus edredones se convirtieron en regalos para sus nietos y para otros seres queridos; regalos que ahora son recuerdos de gran valor con los que Margaret arropaba con amor a los que rodeaba.
Su nieta, Christina Tollman, explica a TODAY: «Ella quería que tuviéramos algo para envolvernos y mantenernos calientes cuando nos íbamos a la escuela».
Regalos incalculables
Sin embargo, fue en el momento de despedirse de Margaret cuando la envergadura de su trabajo se hizo más evidente que nunca.
When prolific US quilter Margaret Hubl passed away in July, 2018 in Nebraska at the age of 89. To honour her memory all of the quilts she had ever made were displayed at her funeral #womensart
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Un miembro de su familia tuvo la idea de usar los edredones de Margaret en su funeral, pero cuando llegó el momento de ponerlos en la iglesia, de repente algo se hizo evidente.
“Nunca me imaginé cuántos eran. Cubrimos casi todos los bancos en la iglesia. Nunca supe cuántos hizo ella realmente», dijo Christina.
“Cuando nos sentamos a revisar sus cosas, encontramos esto: un cuaderno de bolsillo. En el interior, ella escribía en que edredón estaba trabajando, que día colocaba el borde de la colcha, y que día lo acababa.»
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Christina y los demás descubrieron que, aunque Margaret se había ido, su trabajo durará mucho tiempo. Se supo que había aún más edredones, aquellos diseñados para ser regalos de boda para miembros de su familia en el futuro.
Tollman dijo: «En realidad tengo tres primos que no están casados, y el día de su funeral fue el día en que pudieron ver sus edredones por primera vez. Ese fue un momento realmente lindo».
“Este es el amor que la abuela nos dio a cada uno de nosotros. Esto es lo que ella hizo para que cada uno de nosotros nos envolviéramos cuando nos lastimáramos. Cuando la echamos de menos.»
A veces, simplemente nunca sabes cuánto vas a extrañar las pequeñas cosas de alguien hace hasta que se van. Aprecia a tus seres queridos mientras están aquí y tienes la oportunidad, nunca des nada por sentado y asegúrate de quererlos a cada paso.
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