En 2015 se murieron, sólo en España, 275 personas en las carreteras por conducir bajo influencia del alcohol y las drogas, según 20 minutos. En Argentina mueren 3 jóvenes al día por esta misma causa, según su Ministerio de Salud.
Y podríamos seguir citando datos y países, todos en la misma línea. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se trata de un fenómeno que se repite en el resto del mundo.
Es una realidad inaceptable y debemos trabajar juntos para cambiarlo.
Sentarse detrás del volante con alcohol en sangre no sólo significa que arriesgas tu propia vida, sino también la de otros inocentes, que pueden resultar afectados gravemente por tus acciones en el tráfico.
Quizás por ello quiero compartir este poema con todo el mundo, para que más personas lo piensen dos veces antes de ponerse al volante después de haber bebido alcohol.
El texto está escrito por una mujer de identidad desconocida, pero su historia nos recuerda las consecuencias graves que puede tener mezclar carretera y alcohol.
Querida mamá:
He ido a la fiesta y estoy recordando tus palabras. Mamá, me dijiste que no tomase alcohol, así que he tomado Sprite.
Mamá, me siento orgullosa de mí misma, justo como dijiste que hiciera, no he conducido borracha.
A pesar de que algunos de mis amigos me han dicho que lo haga, pero he hecho como tú me has pedido, porque sé que siempre tienes razón. Ahora la fiesta está terminando y todos se están yendo en sus coches/autos.
Me he montado en mi coche/auto sabiendo que llegaría sana a casa, porque me has criado muy bien, mamá. He arranco y al salir a la vía principal, venía otro vehículo que no me ha visto, mamá, hemos cochado.
Ahora estoy acostada en la acera, oigo que la policía que dice: El chico que lo ha causado está borracho. Mamá, hay sangre por todas partes, y casi toda es mía, trato de no llorar mamá, pero puedo oír a los médicos decir: esta chica no va a sobrevivir.
Sólo quiero decirte, mamá, que te juro que no he tomado alcohol en la fiesta, como lo han hecho todos los demás, han sido los demás que no han pensado como yo, seguramente el conductor ha estado en la misma fiesta que yo, la única diferencia es que él ha escogido beber y conducir y yo voy a morir. ¿Por qué la gente hace eso, mamá? ¿No comprenden que destruyen las vidas de otros? Me duele mucho, ahora siento como miles de cuchillos.
El chico con el que he chocado puede caminar, mamá, no es justo, estoy aquí muriéndome y todo que él hace es estar allí, de pie, mirando.
Dile a mi hermano que no llore por mí, dile a papá que se mantenga fuerte, y cuando llegue al cielo, mamá, ponle “La hija de papá” en mi lápida.
Alguien debería haberle dicho a ese chico que no bebiera antes de conducir, si sólo se lo hubieran dicho, yo podría seguir con vida, alguien debería haberle enseñado que está mal beber y conducir, tal vez si sus padres se lo hubieran dicho, o quizá se lo dijeron, si tan sólo él los hubiera escuchado, entonces yo podría seguir con vida.
Respiro más débil ahora, mamá, estoy muy asustada, este es mi momento y no estoy preparada, ojalá me pudieras abrazar, mamá, pero no llores por mí, siempre has estado allí por mí cuando te he necesitado.
Tengo una última pregunta mamá, antes de despedirme.
No he tomado nada de alcohol antes de conducir, entonces ¿por qué soy yo la que tengo que morir?
Creo que hay muchas personas que se preguntan si pueden conducir después de unas copas, y sólo hay una respuesta a esa pregunta: ¡NO!
Este poema es muy triste pero nos recuerda un mensaje muy importante, espero que podamos todos difundirlo.
Si podemos salvar una vida al compartir el poema, entonces vale la pena.