Courtney estaba embarazada de su tercera hija. Como en los casos anteriores, el embarazo fue duro, pero se convirtió en aún más duro cuando el médico le dijo a Courtney y a su marido, antes de que naciera la niña, que su hija tenía síndrome de down. Fue una realidad que la madre quiso sobrellevar lo mejor posible con el apoyo de su médico. Pero en lugar de apoyo y asesoramiento la mujer se encontró con algo muy diferente en la consulta de su médico. El médico le aconsejó que se pensara si quería seguir adelante con el embarazo, insistiendo en la opción de practicar un aborto. Cuando Courtney estaba aún embarazada había muchas cosas que quería decir al médico pero nuna se atrevió. Pero después de poco más de un año se armó de valor y le escribió una carta. Ahora Courtney ha compartido la carta en Facebook y su testimonio ha llega al corazón de miles de personas.
Querido doctor:
Una amiga me contaba hace poco que cuando el médico le enseñó las imágenes de la ecografía le dijo que todo se veía perfecto.
Después del nacimiento del niño, cuando visitaron al mismo médico, él miró al pequeño y dijo: “Lo veo. Es perfecto”.
Su historia me llegó a corazón. Al mismo tiempo que estaba contenta por su experiencia, sentí mucha pena por cómo yo había sido tratada por mi médico. Me hubiese gustado que usted hubiese sido como el médico de mi amiga.
Yo llegué a su consulta en el periodo más duro de mi vida. Tenía mucho miedo, angustia y desesperación. No sabía con seguridad lo que iba a pasar con mi bebé y yo necesitaba desesperadamente su ayuda.
Pero en lugar de apoyo y aliento lo que obtuve fue la sugerencia de deshacerme de mi bebé. Yo le conté cómo se iba a llamar la niña y entonces usted me preguntó si entendía cómo cambiaría para mal nuestra vida con una hija con síndrome de down.
Usted nos sugirió que pensásemos en la decisión de tener el bebé. Desde ese momento tuvimos miedo a cada visita al médico. El peor momento de mi vida se me hizo insoportable porque usted nunca nos contó la verdad.
Que mi hija era perfecta.
No estoy enfadada. Sólo estoy muy triste. Triste por saber que esos pequeños corazones que ve todos los días no lo llenen de respeto. Me parece muy triste que esos milagros con pequeños deditos, pulmones, orejas y ojos no lo emocionen. Me entristece que que nos dijese que un niño con síndrome de down haría nuestra vida peor.
Y se me parte el corazón de pensar que hoy le pueda decir a otra madre lo mismo. Y sobre todo estoy triste de que nunca vaya a conocer a mi hija, Emersyn.
Porque, debe saber, que Emersyn no sólo no ha empeorado nuestras vidas sino que las ha mejorado, y ha tocado miles de corazones. Nos ha dado una alegría y razón para vivir que es difícil de expresar.
Ella nos ha llenados de grandes sonrisas, risas y dulces besos que nunca pensamos de una forma que no sabíamos que era posible. Ella nos ha abierto los ojos a la verdadera belleza y el amor puro.
Así que yo pido a Dios para que ninguna madre tenga que pasar por lo que yo he pasado. Y pido a Dios también para que usted pueda ver la verdadera belleza y el amor limpio en cada ecografía y ultrasonido que hace.
Y rezo para que cada vez que vea un bebé con síndrome de down en el vientre de una madre, mire a la madre, me vea a mí y le diga:
”Su hijo es perfecto.”
Una madre hablando desde el corazón. Todos somos perfecto tal como somos.