Nada me irrita tanto como cuando la gente se burla de otros o habla tras su espalda. El hecho de que una persona no tiene el mismo poder adquisitivo o las mismas posibilidades en la vida no es una razón para burlarse de ella, más bien es importante mostrar que todos tenemos el mismo valor independientemente de dónde somos. No sé si esta historia es real pero nos cuenta algo muy importante que quiero compartir con vosotros. Cuando el personal se burla de la señora mayor en esta historia viene la ayuda de alguien inesperado, su intervención realmente nos da una lección en cómo deberíamos (y no deberíamos) tratar a los demás.
La guardia de seguridad estaba fingiendo leer un recibo al lado de un puesto de ropa cerca de la puerta. Pero en realidad sus ojos estaban siguiendo a una señora mayor afuera de la tienda que parecía un poco perdida. El guardia la observó concentradamente, tenía zapatos viejos con las suelas desgastadas, sus pantis tenían huecos, su bolso de cuero estaba fuera de moda, llevaba un vestido negro y arrugado que parecía tener unos 15 años de uso y el cabello estaba despeinado. Ella no era una clienta típica de la tienda.
El guardia se acercó donde la mujer y le hizo la pregunta normal: “¿En qué te puedo ayudar?”
La señora mayor sonrió y susurró: “Sí, es que necesito un vestido.” El guardia señaló rápidamente a una vendedora que se acercó a la clienta. La política de la tienda para deshacerse de clientes que no querían era ayudarlos lo más pronto posible para que se fueran igual de rápido.
” ¿Cómo te puedo ayudar?” preguntó la vendedora con la esperanza de que sólo tardara un momento y luego podría tomar su pausa de la mañana.
”Mi única nieta se va a casar, necesito una ropa adecuada para la boda, quiero mucho que se sienta orgullosa de mí, dime que ropa debería llevar”.
“¿Estás diciendo que quieres ver a un consultor de bodas?” preguntó la vendedora escépticamente. La señora mayor confirmó que sí con la cabeza y luego siguió a la vendedora a un cuarto ovalado lleno de ropa bonita.
” ¿Por qué la trajiste aquí?”, susurró la consultora de bodas molesta.
”Ella quiere ayuda para encontrar ropa adecuada para una boda” dijo la vendedora y salió riéndose.
La consultora de bodas había sido modelo en su juventud y todavía tenía la apariencia pretenciosa que ella misma asociaba con sofisticación. Pidió que la señora mayor se sentara por en la mesa pequeña al frente de ella y sacó un cuaderno y un lapicero.
”Primero necesito saber cuánto estás dispuesta a gastar”, tenía muchas ganas de deshacerse de la clienta y pensó que sería mejor ir directo al grano.
”He ahorrado dinero para esto desde que se comprometieron la primavera pasada, Anna me compró un boleto aéreo para que yo pueda usar mí dinero para una ropa bonita, dijo la señora mayor.
Con una mano ligeramente paralizada sacó un sobre del bolso. “Creo que tengo 70 euros aquí, puedes contarlos si quieres, estoy dispuesta a gastarlo todo si es necesario.”
La consultora de bodas contó el dinero rápidamente. “Tienes 75 euros aquí, quizás podrías visitar nuestro departamento de segunda mano en el sótano, tienen unos vestidos bonitos en aproximadamente 50 euros.”
”Fui allá primero pero me sugerieron que viniera aquí a hablar contigo”, dijo la señora con una sonrisa. “Me han dicho que me ayudarías con mucho gusto.”
”Debe haber sido Miriam, le encanta burlarse de mí, cuando pueda me voy a vengar”, pensó la consultora de bodas.
Justo en ese momento la señora mayor vio un vestido azul claro en un puesto de ropa, se levantó y fue directamente al vestido, antes de que la consultora de bodas pudo detenerle la señora tenía el vestido en sus manos estimando su talla frente un espejo. “Me gusta éste, es bonito sin mostrar demasiado”, dijo.
Era un vestido lizo con encajes, “Por supuesto debería conseguir unos zapatos también, voy a llevar mi collar de perlas y después se lo voy a regalar a la novia como un obsequio de matrimonio. Pertenecía a mi abuela. Mira, el vestido tiene mi talla.”
La consultora de bodas tragó, sintió de repente una mezcla de frustración, simpatía e ira. ¿Cómo podría hacerle saber a la señora que el precio del vestido cuesta 300 euros? y unos zapatos serían 75 euros adicionales, a veces la vida no es justa.
Una mujer joven y bonita observó la situación, ella acababa de retirar un velo que un sastre le había preparado, era para su propia boda la siguiente semana, su familia tenía mucho dinero y le había dijo que gastara tanto quisiera en su boda.
Ella interrumpió a la consultora de bodas antes de que le diera tiempo a decirle algo a la señora sobre el vestido.
”Disculpa”, dijo y llevó a la consultora al lado. Luego le susurró: “Dale el vestido y unos zapatos a la señora y cualquier otra cosa que desee, ponlo en mi cuenta, dile que está en oferta y cobra solamente 50 euros, así le quedará un poco extra para gastar en otras cosas y le hará bien a su propio orgullo.”
” ¿Pero, por qué?” preguntó la consultora de bodas, “¡Ni siquiera le conoces!”
”Llámalo un regalo de boda a mí misma, nunca conocí ni a mi abuelo ni a mi abuela, cuando camino por el pasillo de la iglesia voy a pensar en ella como si fuera mi propia abuela.”
Fuente: Hrtwarming