Desafortunadamente todo el tiempo, por todo el mundo, niños pasan por cosas terribles. Y no paro de preguntarme com o los adultos pueden maltratar a los aniños. ¿Será que muchos adultos cierran los ojos a la realidad y no queiren ver la cuerldad quee stá sucediendo a su lado?
A pesar de que hoy en día le damos la importancia que se merece y hablamos al respecto, desgraciadamente es bastante común que los niños sufran en silencio y no se atrevan a contar lo que les está sucediendo.
Casi siempre el potencial abusador es alguien del entorno. Sobre todo alguien del que nadie desconfía y del que nadie puede imaginar que actúe así.
¿Cómo una persona puede llegar a ser tan cruel y lastimar a niños inocentes de por vida? Es algo incomprensible.
Pero de lo que estoy seguro es que debemos hablar sobre ello y no olvidar nunca. Porque si no prestamos atención al problema y no aprendemos de la historia, más casos pasarán desapercibidos.
Anatoly Slivko nacido en la antigua Unión Soviética, era padre de dos niños y muy apreciado por todos, incluso era el líder de un club juvenil para chicos adolescentes.
Todos lo querían, jóvenes y niños. Y nunca nadie hubiera imaginado lo que se descubriría 20 años más tarde.
En el año 1961 Anatoly fue testigo de un terrible accidente de coche. Un conductor ebrio atropelló con la moto a un grupo de gente, matando a un chico joven.
El uniforme que portaba el muchacho y que pertenecía al club juvenil donde Anatoly era líder, estaba cubierto de sangre. En el lugar del suceso se sentía el olor a gasolina y a fuego.
Las imágenes eran impactantes. Muchos jóvenes se verían afectados en el futuro por tal suceso. Para Anatoly las escenas vividas le excitaron en cierta manera.
Quería volver a experimentar lo que sintió el día del accidente y dos años más tarde buscaría por primera vez conseguir su deseo.
Su posición como líder juvenil era perfecta para acometer sus crímenes sin ser descubierto.
A partir de entonces dos veces al año abusaría de jóvenes cuando iban de camino al club.
Comenzaba afianzando la confianza con los chicos y una vez que confiaban en él, les contaba que estaba rodando una película y quería que participaran en ella.
Como todos confiaban en él no tenía problema para engañarles y llevarles al bosque.
Una vez en el lugar de la escena, ataba al chico de abajo a arriba y cuando se desmayaba Anatoly abusaba sexualmente de él. Lo filmaba todo para poder revivir el momento después. Cuando se cansaba de esa película buscaba otra víctima.
Rara vez algún chico se acordaba del abuso y por lo tanto nadie murmuró sobre lo que ocurría en el club juvenil.
Durante el tiempo en que Anatoly fue líder en el club, 43 chicos lo siguieron al bosque y solo 36 de ellos volvieron vivos a sus casas.
Anatoly se había vuelto agresivo un par de veces y para revivir la sensación que había conocido durante el accidente varios años antes, rociaba de gasolina a los chicos y luego prendía fuego.
A pesar de la desaparición de varios jóvenes pertenecientes al campo juvenil, pasó un largo tiempo hasta que la policía interrogó a Anatoly. Nadie creía que estuviera envuelvo en las misteriosas desapariciones.
El 2 de septiembre desapareció la última víctima, Sergej Pavlov de 13 años. Antes de salir, Sergej contó a un vecino que iba a rodar una película con Anatoly.
En noviembre de 1985, durante la investigación de la desaparición de la última víctima, la fiscal Tamara Languyeva se percató que había un mismo patrón de actuación. Muchos de los chicos desaparecidos eran miembros del club juvenil donde trabajaba Anatoly. Según Murderpedia, las sospechas finalmente se dirigieron hacia él.
Pero no encontraron pruebas acusatorias. Solo cuando comenzaron a entrevistar a muchos de los chicos que habían sido miembros del club juvenil, fue cuando algunos confesaron haber participado en ciertos experimentos realizados por Anatoly. Y en diciembre del año 1985, este padre de familia fue arrestado.
Entre las pruebas contundentes que encontró la policía estaban los zapatos de los niños que Anatoly guardaba como recuerdo.
Anatoly fue acusado de siete asesinatos, siete casos de abuso sexual y siete casos de necrofilia. En junio de 1986 fue condenado a muerte y el 6 de septiembre de 1989 se ejecutó su pena de muerte.
La policía pudo recuperar los cadáveres de seis de las siete víctimas de Anatoly.
El caso de Anatoly Slivko nos demuestra que no debemos dudar si sospechamos que un adulto está abusando de un menor.
Desgraciadamente no es inusual que los que abusan suelan ser parientes o amigos del menor y por esta razón los niños no se atrevan a contar lo que está sucediendo.
Si sospechas de que algún abuso se está cometiendo en tu entorno, contacta inmediatamente a las autoridades.
Comparte esta historia con tus amigos de Facebook para demostarar que ningún niño debe ser víctima de abusos o maltrato.
