Padres hacen una casa con candados en el jardín – revelan que tienen a sus hijos de 11 años dentro

A primera vista la familia Montagues parece una familia perfecta. 

A los padres, Mark y Annie, les encanta dar paseos por la playa cerca de su casa, mientras que los hijos de 11 años persiguen las olas.

Pero la verdad es que su vida, en el sureste de Inglaterra, ha sido muy complicada. 

En la parcela de Mark y Annie, también hay una casita desgastada con candados en las puertas, esta casita sólo contiene una mesa, un sofá, unas sellas y una pintura atornillada a la pared.

La apariencia y la estructura de la casita parece más bien una cárcel, sobre todo teniendo en cuenta que hay una cerca alta por fuera de todo el terreno. 

Pero antes de juzgarlos hay que escuchar su historia.

© Barcroft TV

Cuando Annie dio a luz sus gemelos, Samuel y Jacob, en 2006, tanto ella como su marido Mark comprendieron que algo no iba bien.

Los chicos no sabían comunicarse con los padres, tampoco mostraron emociones ni expresiones, a Mark y Annie les costó desarrollar sentimientos hacia sus hijos por la falta de contacto emocional. 

Los médicos diagnosticaron tanto a Samuel como a Jacob con autismo grave poco antes de cumplir los 2 años, y conforme iban creciendo, más destructivos se volvían. 

© Barcroft TV

Frecuentemente trataban de escaparse de la casa, a menudo escalaban la cerca que rodeaba la casa.

A pesar de todos los intentos por parte de Mark y Annie de buscar ayuda, prácticamente todos los expertos tenían la opinión que no había esperanza para los niños.

A Mark y Annie los médicos les aconsejaron que mandasen a sus hijos interneto a una institución, ¡imagínate la sensación de hacer eso a tus propios hijos!

© Barcroft TV

Los padres rehusaron hacer algo semejante, no querían rendirse – no querían dejar a sus hijos a manos de las autoridades. 

”No era una posibilidad”, dice el papá Mark. 

Por suerte los padres tuvieron noticias del programa ”Son-Rise”, que se basa en tratar a los niños con autismo con mucho amor y tiene la meta de crear un contacto emocional. 

Mark y Annie dicen que han “visto milagros” desde entonces.

La base del programa Son-Rise se trata de jamás criticar a los niños, el gran desafío es proveer alternativas que desarrollan a los niños en vez de actividades que los absorben.

Hoy, la casa que por fuera se ve como una cárcel, no sólo ha mejorado el comportamiento de los chicos, también ayuda a protegerlos.

¿Verdad que es bonito ver cuánto han luchado estos padres por el bien de sus hijos? Al menos a mí me conmovio, y les deseo mucha suerte en el futuro. ¡comparte el artículo si sientes lo mismo!

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