Cuando una persona lo tiene todo ¿por qué no ofrecer algo a los demás en lugar de construir muros?
La historia de Michael Faling y su hijo es una historia de solidaridad y amor, pero nada de eso hubiera sido posible sin Mel Kathyrun Wood.
Pero comencemos por el principio.
Michael Faling vive en Spokane, una ciudad del noreste de Estados Unidos. Michael es un padre soltero de un niño de 12 años, Corey.
Durante toda su vida Michael ha intentado criarlo de la mejor y más segura forma posible, pero el destino quería algo diferente.
Un día Michael perdió su trabajo, y de la noche a la mañana no podía no pagar el alquiler. Lo echaron de la casa y la espiral comezó a hacerse más y más profunda.
Michael y su hijo Corey se estaban desesperados y sin ayuda. Casi no tenían familiares que pudiesen echarles una mano, así que no les quedó más remido que buscar habitación en algún refugio de la ciudad.
Pero todas las organizaciones le escribieron diciendo que no tenían sitios libres para ellos.
Michael y su hijo tuvieron que vivir varios meses en una tienda de campaña en le bosque. Casi no tenían comida y Michael tenía el corazón roto, ¿cómo iba a mandar a su hijo sin comer al colegio?
De vez en cuando pudieron encontrar un lugar en el que darse un baño caliente y dormir, pero Michael y Corey siempre tenían que dormir en habitaciones separadas en los refugios.
Michael intentaba mantener el ánimo arriba siempre, pero su hijo no podía entender por qué nadie los ayudaba.
«Mi hijo me solía preguntar ¿por qué a nadie le gustamos?”, cuenta el padre a nyhetskanalen KXLY.
Michael sabía que había una organización que ayudaba a personas sin hogar a conseguir una apartamento, pero la cola de espera era de mucho tiempo.
Incluso Michael, que había luchado sin descanso durante meses, estaba a punto de darse por vencido.
Entonces Mel Woods apareció en el momento perfecto.
Llegó a sus oídos que Michael y su hijo Corey vivían en el bosque.
Mel, quien tiene una empresa en la ciudad, sintió que tenía que hacer algo.
Seis meses antes su marido, Kevin, había fallecido de una enfermedad de corazón. Desde entonces había vivido sola con sus tres hijos y el perro de la familia, Moses.
Y cuando escuchó la horrible historia de Michael y Corey, Mel mostró el gran corazón que tiene.
Había espacio suficiente en su casa para dos personas más, así que fue a buscar a Michael y Corey y les ofreció un lugar donde vivir, hasta que el padre encontrase trabajo.
Muchos pensaron que estaba loca por dejar que un extraño entrase en su casa, pero desde que su marido murió, Mel no tenía miedo a nada.
Ayudar a otros es también una forma para Mel de sentirse mejor.
”Yo creo que hay que ayudar a aquellos que lo nocesitan”, cuenta Mel, y continúa:
”Y cuando tienes todo lo que necesitas ¿por qué encerrarse y dejar a otros fuera?»
Gracias a la generosa invitación de Mel, Corey pudo ir a la escuela todos los días habiendo tenido un buen desayuno.
«Mi hijo ha recuperado la fe en las personas», dice Michael.
Con algo más de seguridad ahora, Michael recuperó la energía para seguir luchando.
Sólo unas semanas después, Michael recibió una oferta de trabajo, y ahora Michael está renovando su carnet de conducir para seguir buscando trabajo. ¡Da gusto escucharlo!
A menudo son las personas que han perdido mucho las que suelen dar más.
El gesto de Mel cambión de verdad la vida de Michael y Corey, y su generosidad son una inspiración para todos.
Comparte esta historia si estás de acuerdo en que más personas deberían ayudar a otras personas que pasan por un mal momento.