En un mundo donde los divorcios se vuelven cada vez más comunes y el matrimonio ya no tiene el mismo significado, se vuelve más popular el uso de aplicaciones de citas para tener breves encuentros.
A veces da la sensación que el amor verdadero ya no existe.
Sin embargo, aún hay historias de amor conmovedoras, como la historia de Isaac y Teresa Vatkin – recomiendo que la leas aquí abajo.
Isaac Vatkin nació en 1926 en Uruguay, su futura esposa Teresa llegó a este mundo dos años después, en 1928, en Mar del Plata Argentina.
También fue en Argentina que la pareja se conoció por primera vez por casualidad. En 1945 Isaac conoció a Teresa en una fiesta y las chispas surgieron al instante.
Mantuvieron el contacto vía correo y después de dos años decidieron casarse.
Juntos construyeron una vida feliz en Villa Urquiza, un pequeño pueblo en el centro de Argentina.
La pareja tuvo tres hijos; Leo, Daniel y Clara, a finales de los años 60 – que fue un período caótico en la historia política de Argentina. Por este motivo, Isaac y Teresa decidieron emigrar a Chicago en EEUU.
Isaac abrió su propio negocio y le fue muy bien, su restaurante proveía carne kosher y Teresa abrió un salón de belleza.
”Jamás hemos vivido en una casa grande o con lujos, siempre vivían humildemente y trataron de ahorrar todo para nuestra educación”, cuenta uno de los hijos al periódico argentino Infobae América.
Los años pasaron pero el amor entre los dos siguió fuerte.
Lamentablemente, a los 80 años, Teresa fue diagnosticada con Alzheimer e Isaac decidió cuidar de su querida esposa.
Cocinó todo, lavó y compró todo lo que necesitaban – jamás iba a abandonar al amor de su vida.
A pesar de su edad avanzada, Isaac trataba de ayudar a su esposa, aprendió hacer búsquedas por internet para tratar de conseguir nuevas alternativas de tratamiento. Puede parecer algo fácil para muchos, pero Isaac jamás había usado una computadora en su vida.
Lamentablemente, al final Isaac tuvo que dejar ir a su Teresa.
La situación se puso insostenible y Teresa se mudó a un geriátrico para personas con demencia.
Pero Isaac nunca dejó de visitar a su esposa, cada día estuvo a su lado.
A los 91 años, Isaac se enfermó de una influenza dura, también la salud de Teresa empeoró rápidamente.
Aparte del Alzheimer, le dio neumonía y la pareja fue llevada al mismo hospital.
Los hijos se aseguraron de que compartieran habitación y juntaron sus camas.
Descansaron lado a lado, muy enfermos pero con un amor que aún alumbraba todo el cuarto.
Uno de los hijos, que estaba allí, tomó a Teresa de la mano y la puso en la de Isaac.
“Fue lo mejor que podría hacer por ellos”, cuenta el hijo Daniel.
De repente, Teresa volvió a abrir los ojos, miró a su al rededor en el cuarto y a sus hijos una última vez, luego se durmió para siempre.
Isaac se negó a soltarle la mano, pero comprendió que su amada Teresa le había dejado, entonces se relajó.
Él falleció 40 minutos más tarde, probablemente quería seguir los pasos de su compañera de vida.
Aunque sus hijos estaban tristes por la muerte de ambos padres, les contenta que pudieron despedirse juntos.
Isaac y Teresa pasaron casi 70 años juntos, era la despedida más justa, poder dormirse por siempre agarrados de la mano.
A veces parece que el dicho ”Hasta que la muerte nos separe” sólo es una frase vacía – pero en el caso de Isaac y Teresa fue la verdad.
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