Quizá un día, el mundo estará libre del flagelo que conocemos como cáncer, pero hasta ese día debemos luchar incansablemente para encontrar la cura que cambiará las vidas de las generaciones futuras.
Pero hasta que ese día llegue, lo más importante, como siempre, es apoyar y estar al lado de los afectados por esta enfermedad tan terrible. Solo juntos podemos esperar ganar lo que antes se consideraba una batalla imposible.
La cruda realidad es que el cáncer sigue siendo una pesadilla no solo para los afectados, sino también para sus familiares y amigos. Cualquiera que necesite un recordatorio de lo cruel y despiadado que puede ser, no tiene más que mirar el caso de McKenna Shea Xydias, una niña de dos años afectada por esta enfermedad.
Michael y Megan, los padres de McKenna, comenzaron a preocuparse cuando notaron un bulto en el estómago de su hija. Una visita al pediatra pareció disipar sus temores. Los médicos les dijeron que el bulto era simplemente el resultado de un estreñimiento.
Pero, cuando recibieron una llamada de la escuela de McKenna, tuvieron un nuevo motivo de preocupación. La enfermera de la escuela les dijo a Michael y Megan que la temperatura de su hija era de casi 40ºC, y que su estómago se estaba hinchando a un ritmo alarmante.
La pareja volvió al médico buscando un nuevo diagnóstico. Sin embargo, de nuevo les dijeron que no había motivo de preocupación, ya que la hinchazón de McKenna bajaría cuando pasaran los gases.
Esta vez, sin embargo, Michael y Megan querían una evaluación adicional. Fueron a la unidad de cuidado infantil de Atlanta en el Scottish Rite Hospital, y fue allí donde McKenna se sometió a una prueba de ultrasonido. Los resultados de dicho ultrasonido fueron realmente devastadores: había una tumor maligno creciendo en los ovarios de McKenna.
Obviamente, Michael y Megan estaban destrozados.
El caso de McKenna es extremadamente raro ya que un cáncer ginecológico se suele desarrollar en mujeres y quizá adolescentes pero no en niñas. Afortunadamente los síntomas se presentaron antes de que fuera demasiado tarde para actuar. McKenna fue llevada a cirugía para extirpar el tumor, y el procedimiento fue exactamente según lo planeado. En la operación le extirpáron el ovario derecho y parte de su pequeño intestino. Y pronto empezará con el tratamiento de quimioterapia.
Mientras tanto, la pequeña permanece en el hospital, a la espera de que pueda regresar a casa en las próximas semanas.
Cuando el cáncer asoma debemos unirnos para ayudar a las personas a luchar en su batalla de la mejor manera que podamos. La pequeña McKenna no merece todo este peso sobre sus hombros, así que mientras lucha contra esta terrible enfermedad, lo menos que podemos hacer es enviar todo el apoyo que podamos.
Comparte este artículo para que Megan y Michael reciban toda la energía positiva que seamos capaces de reunir para que esta hermosa familia afronte estos duros momentos con positivismo a la espera de una pronta recuperación de la pequeña McKenna.