Qué tiempos estos para ser un entusiasta de la realeza.
A lo largo de los años ha habido un número incalculable de escándalos reales bien publicitados en el Reino Unido, muchos momentos de la historia en los que los sucesos de la monarquía británica han protagonizado los titulares de los periódicos y han provocado el frenesí del público en general.
La situación actual es sin duda una de las más apasionantes. No solo la saga de la recuperación de Kate Middleton de una misteriosa operación abdominal ha cautivado a todo el mundo desde enero, sino que el Rey Carlos también ha recibido un sorprendente diagnóstico de cáncer. Por no hablar de la siempre presente polémica en torno al príncipe Harry y Meghan Markle.
En otras circunstancias, la lucha contra el cáncer del monarca reinante sería el centro de atención de los medios de comunicación, pero la vorágine de especulaciones en torno a Kate ha relegado prácticamente a la sombra todos los demás temas.
Podría decirse que los miembros de la realeza son los únicos culpables del intenso escrutinio al que se ha sometido la recuperación de Kate. Aparte de confirmar en enero que la Princesa de Gales se sometía a una «intervención abdominal programada», añadiendo que estaría de baja hasta Semana Santa aproximadamente, el Palacio ha sido parco hasta el punto de despertar sospechas con sus actualizaciones.
Hasta que la propia princesa habló en un vídeo para informar, ella misma, de su diagnóstico de cáncer.
Pero hasta que se produjo esa declaración pública, entre las posibilidades más debatidas estaba la de que Kate y el príncipe William estuvieran atravesando problemas matrimoniales, que no habían dejado a Kate otra opción que retirarse de los focos hasta encontrar una solución.
A estas alturas seríamos negligentes en nuestro deber si no señaláramos que todas y cada una de las informaciones que apuntan a que el romance de William y Kate está en crisis siguen sin confirmarse. Dicho esto, el tema ha generado suficiente atención como para que sea un hecho innegable que el público está, como mínimo, extremadamente intrigado.
El meollo del problema matrimonial en el que supuestamente se encuentran William y Kate gira en torno al rumor de que el príncipe tuvo una aventura con Rose Hanbury, marquesa de Cholmondeley.
Según fuentes, Rose y su esposo, David Rocksavage, séptimo marqués de Cholmondeley, forman parte del círculo social de William y Kate desde hace algún tiempo. Hubo un tiempo en que el periódico Sun trató de hacer correr la voz de que Kate y Rose habían tenido un desencuentro (lo que llevó a un número no insignificante de personas a afirmar que la causa era un romance entre Rose y William).
Los extravagantes rumores parecen ser solo eso… extravagantes. Aun así, la propia Rose Hanbury se molestó lo suficiente como para romper su silencio y negar rotundamente que se hubiera producido ningún romance.
Según fuentes, Business Insider se puso en contacto con los abogados de Rose, y la respuesta que recibieron fue la siguiente: «Los rumores son completamente falsos».
Así que ahí lo tienen… caso cerrado, quizás, quizás, por ahora.
¿Qué opinas de las incesantes especulaciones sobre Kate Middleton y el príncipe William? Háznoslo saber en los comentarios.
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