Del abandono y el abuso a convertirse en una de las estrellas más grandes de la canción

Fue el menor de diez hermanos y tuvo una infancia marcada por la tragedia. Tras el fallecimiento de su padre, su madre tomó la decisión de internarlo, a la edad de cinco años, en la Escuela de Mejoramiento Social para Menores. Rara vez lo visitaba.

Nació el 7 de enero de 1950 en Parácuaro, México, como Alberto Aguilera, pero pocos reconocerán ese nombre. Su madre tenía ya 9 hijos cuando él nació y, cuando su esposo falleció, y ella se vio obligada a trabajar, decidió internarlo en un reformatorio. Tenía 5 años, y ella solo lo visitó una vez.

Él mismo cuenta que siempre sintió que lo consideraban un «estorbo».

Esta dura infancia, en la que los cuidados y el afecto brillaban por su ausencia, podría haber sumido en la miseria a cualquiera. Sin embargo, él convirtió ese dolor en arte y se convirtió en una de las estrellas más grandes del mundo de la canción.

Adolescencia turbulenta

Su adolescencia no fue mucho más fácil ya que estuvo involucrado en acusaciones de robo que lo llevaron a tener problemas con la justicia. Incluso alguna vez fue llevado a un correccional juvenil simplemente por su forma «amanerada» de ser.

Con 13 años vivió uno de los momentos más oscuros de su vida, cuando un sacerdote en Ciudad Juárez, para quien trabajaba, abusó sexualmente de él.

Usó la música para canalizar su sufrimiento y desde los 13 años cantaba en todas partes. Asegura que lo hacía en la calle, en los autobuses y los tranvías, y poco a poco fue entrando en el mundo de los clubs nocturnos.

A los 20 años fue acusado de cometer un robo en una casa en Ciudad de México. Como consecuencia fue internado en la temida cárcel de Lecumberri, donde se enfrentó una sentencia de un año y seis meses, y pasó meses tras las rejas.

De la cárcel al estrellato

Paradójicamente su paso la cárcel fue lo marcó el inicio de su exitosa carrera en el mundo de la música. A través del director de la cárcel de Lecumberri, conoció a la cantante Enriqueta Jiménez, quien quedó asombrada por el talento del joven y, además de gestionar su salida de prisión, fue su pase de oro para firmar con la discográfica RCA.

Quedaron impresionados por su voz, por la letra de sus canciones y por su estilo. Por entonces tenías ya unas 150 canciones compuestas.

Eligió entonces el nombre artístico de Adán Luna, pero a la discográfica no el pareció el mejor nombre, y le pidieron que se creara una nueva identidad. Pensó en Gabriel, porque así se llamaba su padre, y añadió un nombre que le combinara: Juan. «Para acostumbrarme lo escribí miles de veces», decía.

Había nacido la gran estrella Juan Gabriel.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es Juan_Gabriel_in_2006.jpg
Wikipedia

A lo largo de su vida, sin embargo, Juan Gabriel usó su nombre real, Alberto Aguilera, cuando estaba fuera de los escenarios y muchos de sus seres queridos y colaboradores lo llamaban Alberto.

La extraordinaria habilidad, del conocido como Divo de Juárez, le llevó a componer canciones universales que conectaban con la gente. Desde baladas a temas festivos, que él mismo cantaba, así como a componer para otros grandes artistas. 

«Querida», «Amor Eterno», «El Noa Noa», «No Tengo Dinero», «Así Fue» y «Hasta que te conocí» son algunos de los temas que marcaron varias generaciones y siguen vivos. 

Visa detta inlägg på Instagram

Ett inlägg delat av Juan Gabriel (@soyjuangabriel_)

Su madre falleció en 1974 y a ella le dedicó «Amor eterno», una desgarradora balada del amor de un hijo que jamás superó el dolor de haber no haber sentido la aprobación de su madre .La canción quedó guardada entre sus canciones inéditas.

Hasta que una década después, una de las divas de Juan Gabriel, la española Rocío Dúrcal, grabara por primera vez «Amor eterno», en 1984, convirtiéndola en uno de los temas más escuchados e íntimos compuestos por el Divo de Juárez.

«Lo que se ve, no se pregunta»

Mucho se especuló sobre la identidad sexual de Juan Gabriel, pero él nunca confirmó ni desmintió nada. Pero en 2002, el periodista Fernando del Rincón le preguntó directamente si era gay, en el programa Primer Impacto, y la respuesta de Juan Gabriel desveló todas las dudas, según muchos. «Dicen que lo que se ve, no se pregunta, mijo», le dijo el Divo de Juárez al periodista.

Una vida familiar envuelta en el misterio

A través de decenas de videos caseros, un documental de Netflix se adentra en una de las facetas menos conocidas de Juan Gabriel: su relación con sus cuatro hijos, Iván, Joan, Hans y Jean, todos con el segundo nombre Gabriel.

La formación de esta familia es un misterio que ni siquiera los entrevistados explican por completo. Los primeros hijos, Iván y Joan, presuntamente adoptados en los años 80, fueron criados junto a Hans y Jean por Laura Salas, hermana del mejor amigo del cantante, en Santa Fe, Nuevo México (EE. UU.). Laura Salas afirma: «Siempre estuvo presente en las fechas más importantes».

Wikipedia

El cantante, consciente de la curiosidad pública, fue reservado: «Nos hizo vivir en Estados Unidos para protegernos de las noticias, de todo, de la otra parte del negocio de ser Juan Gabriel», apunta Jean. Aunque supieron con una década de retraso que Laura no era su madre biológica, siempre la consideraron como tal. Hans destaca el impacto de su padre: «Cuando fui a su concierto, ahí supe exactamente lo que era. Me daba mucha energía. Súper orgulloso de él».

Un final fulminante

Tras más de 40 años de carrera y siendo autor de más de 500 canciones, la década de 2010 encontró a Juan Gabriel lidiando con el desgaste físico natural. A pesar de que su voz y su energía escénica ya no eran las de antes, el cantautor se mantenía firme en su compromiso: «Si yo me sintiera mal en un escenario… continuaría. Si me desmayo y esto, ya sabría la gente que es porque me gusta cantar y tengo muchos años cantando», reflexionaba.

En 2014, una severa neumonía lo obligó a pasarse dos meses hospitalizado y un periodo de intubación, pero logró volver al ruedo. Sin embargo, su vida terminó abruptamente el 28 de agosto de 2016, a causa de un paro cardíaco fulminante ocurrido un día después de su última presentación en Los Ángeles.

Su hijo, Iván Aguilera, describió la devastadora noticia: «Me llamaron en la mañana y me dijeron que no se sentía bien mi papá. 15 o 20 minutos después me dijeron que mi papá ya había fallecido».

La adversidad y la superación personal que definieron la vida de Juan Gabriel se convirtieron en la esencia misma de su arte, confiriendo una autenticidad innegable a su obra que resonó mucho más allá de las fronteras de la geografía y el tiempo.

Te seguimos recordando y escuchando, Juan Gabriel.

LEER MÁS:

La historia real de esta estrella de Hollywood es mucho más apasionante que cualquiera de sus películas

De un trauma infantil a leyenda del rock: cómo el dolor impulsó el ascenso de una súper estrella