Lyn May, la deslumbrante corista china-mexicana que cautivó a presidentes y protagonizó casi 100 películas, estaba en la cima de su fama cuando un giro sorprendente lo cambió todo.
A principios de la década de 1990, una cita rutinaria de Botox salió terriblemente mal y, en lugar del tratamiento previsto, otra cosa desastrosa alteró su aspecto.
Quizá todos no conocen a Lyn May, pero en México es legendaria. Conocida como «La Diosa del Amor», May tiene una extraordinaria historia vital tan cautivadora como su carrera.
Este deslumbrante icono de la industria cinematográfica mexicana es famosa por hechizar al público e incluso se rumorea que ha embrujado a presidentes. No querrá perderte su extraordinario viaje, – ¡así que empecemos!
La marinera estadounidense
Lyn May nació como Lilia Guadalupe Mendiola Mayares en 1952. Es originaria de Acapulco (México) y tiene ascendencia china.
Desde pequeña aprendió que nada es gratis y tuvo que contribuir económicamente a su familia. De niña vendía recuerdos a los turistas, lo que ayudaba a aumentar los ingresos de su familia. Cuando creció, trabajó de camarera, un empleo que cambiaría su vida para siempre. Allí conoció a su primer gran amor: un marinero estadounidense de 30 años.
A pesar de la diferencia de edad, la pareja era inseparable. Lyn se mudó a Ciudad de México con su nuevo marido y tuvieron dos hijas. Sin embargo, al cabo de cinco años, Lyn abandonó a su marido, alegando que había abusado físicamente de sus hijas y las había explotado sexualmente.
La fama aumentó
Tras divorciarse de su marido estadounidense, Lyn May se trasladó a Acapulco, donde empezó a trabajar como bailarina. A pesar de tener poca formación académica, Lyn May destacaba cuando bailaba en minifalda.
Lo que empezó como un simple trabajo pronto le abrió las puertas a oportunidades mayores. En poco tiempo apareció en la televisión mexicana, en el emblemático programa ”Siempre en Domingo”. Este programa fue uno de los más influyentes y populares de América Latina, y convirtió a Lyn May en un rostro familiar en toda la región.
Su fama llamó la atención del empresario Enrique Lombardini, que dirigía el renombrado Teatro Esperanza Iris. Invitó a Lyn a actuar en sus espectáculos de burlesque, una propuesta que al principio la incomodó. Su reticencia se hizo patente en el escenario, donde recibió abucheos del público por no desnudarse completamente.
Sin embargo, al cabo de una semana, Lyn decidió abrazar el estilo burlesco, y cuando por fin se despojó de su ropa en el escenario, la reacción fue electrizante. Según Wikipedia, causó furor entre el público masculino. Impresionado por su impacto, Lombardini le dio el título de “Lyn May: La Diosa del Amor.” Se convirtió en una figura destacada el cine “ficheras” de los años setenta y ochenta, un género centrado en las historias humorísticas y a menudo provocativas de mexicanos de clase trabajadora y sus escapadas sexuales.
Sin embargo, a medida que la popularidad del cine ficheras disminía, la fama de Lyn May se fuer apagando.
Sin embargo, a finales de la década de 1990 volvió a regresar a las pantallas de televisión.
Desde sus atrevidas declaraciones hasta sus llamativos comportamientos en público, Lyn May siempre cautivó la atención con su intrépida personalidad.
Apareció en vídeos musicales, populares programas de televisión y documentales, recordando a todo el mundo el carisma único que la había convertido en una estrella.
Su segundo marido
Tras el fin de su tumultuosa relación con su marido estadounidense, Lyn May volvió a encontrar el amor con el empresario Antonio Chi Su. La pareja se casó en 1989 y juntos abrieron un restaurante chino en Ciudad de México. Su relación era sólida, pero en 2004 se desató la tragedia cuando a Chi Su le diagnosticaron cáncer de próstata.
La pareja se enfrentó valientemente a la enfermedad durante varios años, pero Chi Su falleció tristemente en 2008.
Abrumada por el dolor, Lyn May luchó por salir adelante y recurrió a medidas extremas para sobrellevar su pena. En una sincera entrevista en el programa «El Minuto Que Cambió Mi Destino«, abordó los escandalosos rumores que habían circulado sobre ella. Lyn confirmó con valentía que había exhumado el cadáver de su marido y se lo había llevado a casa, revelando que incluso había dormido junto a sus restos.
“Viví con él 25 años; fue un matrimonio de 25 años, y no quería dejarlo ir. Lo quería… Sí, lo desenterré y dormí a su lado”, confesó Lyn May.
“Mi madre se peleaba conmigo todos los días, me decía: ‘No vas a dejarlo descansar’. Peleábamos todos los días porque no quería soltarlo.”
Al final, la madre de Lyn la convenció de que tenía que dejarlo ir. Lyn May no compartió cuánto tiempo vivió con el cuerpo de su marido ni cómo consiguió finalmente seguir adelante.
Romance con el presidente
Hablando de declaraciones provocativas, Lyn May afirmó en una ocasión que tuvo una aventura con un ex presidente de México, aunque nunca reveló su identidad.
Según especulaciones podría ser José López Portillo, de quien también se rumoreó que mantuvo una relación, y posteriormente se casó, con la actriz Sasha Montenegro.
En 2008, Lyn May se casó con el productor de cine Guillermo Calderón Stell, con quien permaneció hasta su muerte en 2018.
Embarazada a los 68 años
En agosto de 2021, Lyn May volvió a ser noticia por un sorprendente anuncio. La mujer de 68 años reveló que estaba embarazada, y se informó que su prometido de 29 años, Markos D1, era el padre.
La noticia causó conmoción en todo el mundo, llevando a muchos a cuestionar la autenticidad de esta revelación.
“Estoy muy feliz de anunciar que estoy embarazada de tres meses y Markos D1 está muy contento de ser papa”, escribió May Lin en su Instagram.
Apenas unas semanas después, Lyn May le mostró a sus seguidores un un poco sobre su embarazo. Publicó un breve vídeo de la ecografía de su bebé, en el que mostraba con orgullo que la fecha prevista de parto era el 12 de enero de 2022.
No es de extrañar que la noticia obtuvo titulares por todo el mundo. Según Guinness World Records, la madre mas mayor confirmada en el mundo es la española María del Carmen Bousada Lara. En 2006, dio a luz a mellizos por cesárea a la edad de 66 años, en el Hospital de Sant Pau de Barcelona. Si el embarazo de Lyn May se desarrollara con éxito, superaría este récord. En Estados Unidos, entre 1997 y 1999, se registraron 539 nacimientos de madres mayores de 50 años.
Sin embargo, pronto se hizo evidente que las cosas podrían no haber sido lo que parecían. En un principio, Lyn May anunció su intención de casarse con su prometido, Markos D1 (cuyo verdadero nombre es Marcos Hernández), pero poco después empezó a borrar mensajes sobre el compromiso y el embarazo.
Se supo que la relación con Marcos quizá no había sido tan seria como Lyn May había sugerido. Markos, un músico afincado en California, declaró a Newsweek que él y Lyn May sólo podrían haber concebido durante una noche de borrachera.
“Nunca tuvimos una relación real”, dijo. “Me pareció curioso, porque fui a México, al Pepsi Center, a un acto al que nos invitaron. Bebimos. Bebí tanto que ni siquiera sé lo que pasó esa noche. Fue una locura.”
“Y luego… nunca me dijo nada. Solo recibía [mensajes] en mi Instagram, como: ‘Feliz de que vayas a ser papá’, y todo se volvió una locura.”
En una entrevista posterior con Newsweek, Marcos Hernández reveló que había hablado de la situación con Lyn May. Según Marcos, la actriz y bailarina mexicana confesó que había inventado la noticia del embarazo como un truco publicitario para su próxima gira de despedida.
La verdad sobre su rostro
Como bailarina exótica y actriz, Lyn May siempre ha sido meticulosa con su aspecto. Las primeras fotos muestran sus llamativos rasgos y su capacidad para cautivar a los hombres.
Sin embargo, la búsqueda de la belleza no ha sido fácil. Al principio, Lyn intentó mejorar sus rasgos faciales, como los pómulos y la mandíbula, mediante procedimientos cosméticos. Pero uno de sus intentos salió terriblemente mal y sigue persiguiéndola.
Según OkChicas, Lyn fue abordada por un estafador que le prometió rejuvenecer su aspecto. Joven e ingenua, cayó en la trampa del estafador. En lugar de recibir las inyecciones de colágeno que le habían prometido – un tratamiento habitual y temporal para suavizar la piel y reducir las arrugas – a Lyn le inyectaron aceite de cocina, aceite de bebé o agua.
El resultado fueron los antiestéticos bultos que aún hoy permanecen en su rostro. A los 30 años, Lyn recurrió a la cirugía plástica con la esperanza de corregir los daños. Por desgracia, la situación empeoró antes de mejorar. Aunque el cirujano consiguió eliminar una pequeña parte del aceite que había estropeado el rostro de Lyn, la terrible experiencia dejó su huella, un conmovedor recuerdo de su búsqueda de la belleza.
A pesar de los contratiempos, incluido el desafortunado incidente estético y el escrutinio público que la rodea, Lyn May sigue siendo una figura intrigante y fuerte.
Su historia no sólo se trata de la fama y la belleza, sino también de la complejidad y de la lucha personal – y la búsqueda del propio camino.