”Yo sin ti no soy nada” – la carta de un médico a enfermeras y enfermeros que emociona al mundo

Médicos y enfermeras/os trabajan codo con codo por nostoros, por nuestra salud, pero a menudo son los médicos los que se llevan todos los méritos cuando el enfermo mejora, cuando se salva una vida, cuando hay una urgencia... Sin embargo, a la sombra pero con un papel fundamental, están, siempre al pie del cañón, las enfermeras y enfermeros sin cuya participación esta inmensa labor de salvar vidas sería mucho más complicada. 

Muchas veces en Newnser nos hemos hecho eco del fantástico trabajo de las enfermeras y enfermos de todo el mundo porque somos muy conscientes de la importancia de su trabajo, y vosotros, lectores, siempre habéis aplaudido y compartido su gran labor.

Esta vez el reconocimiento viene de alguien muy especial, un médico.

Ángel López trabaja como médico en Cañada Rosal, un pequeño pueblo 3.000 habitantes de la provincia de Sevilla, en España. Ángel publico en su blog una carta, el 6 de abril, dirigida a las enfermeras y enfermeros. La carta fue publicada en la revista redacción médica y de ahí saltó a los médicos de comuncación al tiempo que se hacía viral. 

No nos extraña, sólo su título ya lo dice todo: 

Yo (médico), sin ti (enfermero/a) no soy nada.

Lee la carta completa abajo y acabarás aplaudiendo a rabiar. 

medico
Fuente: Twitter 

 

YO (MÉDICO) SIN TI (ENFERMERO/A) NO SOY NADA

Ángel López

Los médicos y enfermeros constituimos las dos piezas indispensables en la atención sanitaria a las personas, aunque también participan de forma adyuvante, trabajadores sociales, auxiliares, celadores y técnicos sanitarios por lo menos en el ámbito donde yo me desenvuelvo. 
¿Y por qué afirmo esto? pues porque muchos días paso consulta en un consultorio rural, sólo con un enfermero/a, aunque en las guardias o atención continuada (que así se llaman ahora, para que no digamos que atendemos sólo urgencias), también me acompañan un celador y un conductor de ambulancia (ambos técnicos sanitarios).
 
Ciertamente, desde que comencé a trabajar ha estado presente allí donde fui un enfermero/a, siempre en la habitación de al lado en las guardias, siempre a mi lado en la ambulancia, trabajando juntos en la atención a los pacientes crónicos, sufriendo y sudando junto a mí en la atención a emergencias, administrando los tratamientos indicados, recibiendo en común a los pacientes.
Aunque algunos enfermeros/as con los que he estado a veces, he pensado que no deberían estar en atención primaria, en un pueblo o en urgencias porque no les gustaban estas labores, luego reflexiono y me pregunto: ¿qué hubiera sido de Juan cuando tuvo aquel infarto si el enfermero no hubiera estado allí, cogiendo oportunamente una vía venosa a pesar de estar hipotenso?, ¿o de Francisca cuando tuvo el shock anafiláctico que casi acaba con su vida, de no venir conmigo en ese momento mi compañera enfermera?, ¿o del lactante que tuvo el atragantamiento y se recuperó sin secuelas porque tú estabas allí conmigo?, ¿o que hubiera sido de mí sin las conversaciones y risas, discrepancias y discusiones, noches de insomnio y amaneceres en la ambulancia contigo, en los largos días de guardia? A veces, y en periodos concretos, he pasado junto a ti más tiempo que con mi propia familia, nos hemos contado cosas personales más allá de una relación laboral y obligatoriamente y circunstancialmente hemos compartido intimidades. 
 
¿Qué sería de mí si tu no hubieras estado ahí? Las vacunas, las curas, los inmovilizados, los diabéticos, hipertensos, la promoción de la salud en los niños, las pruebas complementarias, el apoyo psicológico tras el duelo, la administración de tratamientos, los procesos asistenciales, los programas de salud, los protocolos, todo sería de otra manera y …
 
¡Es que yo sin ti no soy nada!
 
Bravo por todos los enfermeros y enfermeras por su labor, y bravo por este médico, y todos los médicos, que reconocen la importancia del papel de sus compañeros.
¡Comparte este precioso homenaje!
 
 

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