El mundo necesita personas decididas a salvar el medioambiente ante el imparable avance de gran cantidad de males que amenazan la vida en la Tierra tal y como lo conocemos.
Desde la polución, al cambio climático o la erosión del suelo, muchos son los factores que están acabando con la vida de los seres vivos que lo habitan, incluída la nuestra.
Por eso me llena de esperanza saber de niños que sin dudarlo se ponen manos a la obra para salvar el mundo, para salvar su futuro y el de todos.
Para muchos de nosotros es conocida la labor de la niña activista Greta Thunberg, quien un día decidió dejar de asistir a clases un día a la semana alegando que no podía ir a la escuela simplemente a estudiar mientras el planeta está «en llamas» y nadie hace nada para apagar el incendio.
Desde entonces muchos otros niños se han unido a su causa y sus voces de protesta han llegado hasta sus gobernantes.
Connor Berryhill es otro ejemplo de niño que ha arrastrado a muchos otros en su misión para salvar el planeta, en este caso para limpiar y proteger las playas de la tierra.
Este pequeño siempre ha tenido una relación muy estrecha con el mar. Desde que tenía sólo meses asiste a clases de natación y siempre disfrutó más con los documentales sobre el océano que con dibujos animados, informa Semana Sostenible.
Hasta que con sólo cinco años vivió una experiencia que le impactó enormemente. Se encontraba en Hawai cuando vio a una foca monje por la playa. Empezó a investigar todo lo que pudo sobre esa especie en peligro de extinción y se enteró de que a menudo se enredan en redes de pescadores o en restos de basura de la playa.
Desde entonces se ha dedicado a limpiar los océanos. Con 11 años de edad ha creado su propia organización sin ánimo de lucro para eliminar la basura de la playa y en la que participan muchos otros niños.
En la página web de MicroActivist se dice: «las limiezas de la playa de MicroActivist eliminan la basura de la playa, pero también hacen que los niños se enamoren del océano y se conviertan en guerreros del océano para siempre».
Además de limpiar playas, la organización fundada por Connor produce módulos educativos en los colegios y ha creado lo que se conoce como «Micro-Movies», con videos y películas sobre el mundo submarino y colecciones de libros.
Esto demuestra que la acción de una sola persona, incluso tratándose de un niño, puede dar lugar a algo mucho más grande, una gran misión para salvar a nuestro planeta y las criaturas que lo habitan.
Comparte si también te gustó la misión de Connor Berryhill, quizás esta noticia pueda inspirar a muchas otras personas a tomar cartas en el asunto a la hora de defender nuestro planeta.