Molly Lichtenwalner es una estudiante que cuando conoció a Otitis, un gato blanco sin orejas, supo que tenía que convertirse en miembro de su familia.
Este gatito perdió las orejas después de sufrir quistes en los oídos que afectaron sus órganos auditivos. Los veterinarios no tuvieron más remedio que extirparlos y sus dueños terminaron abandonándolo.
Afortunadamente Molly lo encontró y se hizo cargo de él. Ya había tenido mascotas con discapacidades así que no dudó un momento en adoptarlo.
Pero lo que esta joven no sospechaba es que Otitis sería muy importante para ella.
Molly sufría ansiedad después de un accidente automovilístico y este cariñoso gatito se convirtió en su mejor bálsamo.
Otitis está muy agradecido con ella y se ha convertido en su mejor amigo.
Por su parte, la joven dice que cuando tiene un ataque de ansiedad, lo único que la logra calmar es acurrucarse con su amigo peludo.
Y no en vano se dice que el amor mueve montañas, amor es lo que no falta entre entre Molly y Otitis.
¡Por favor, comparte su tierna relación con tus amigos amantes de los animales!