Taylor es un niño cuyos padres biológicos son drogadictos y no pudieron hacerse cargo de ellos.
Poco después de que él y sus dos hermanas fueran adoptadas por una familia, sus padres adoptivos decidieron devolverle al orfanato. Según ellos el niño tenía una actitud "irascible".
Lo mismo ocurrió varias otras veces con diversas familias, hasta el punto en que algunos llegaron a tildar al niño de “inadoptable”.
Pero su trabajadora social, Connie, no creía esto. “Todos los niños son adoptables”, asegura ella.
Y es que el pasado de este menor no fue nada fácil, sus padres biológicos eran drogadictos y su autoestima era muy baja.
Durante diez años trató de dar con una familia para el menor sin éxito. Cada vez que era recibido por unos nuevos padres, Taylor volvía a demostrar su actitud agresiva.
“Estaba muy enfadado porque pensaba que no se iban a quedar conmigo”, dijo Taylor. “Sólo estaba probándoles”.
Connie nunca se rindió, pero no lograba tampoco encontrarle una familia. El tema llegó a afectarle tanto que incluso se puso físicamente enferma. Ahí es cuando se dio cuenta de que debía hacer algo más. Taylor ya no podía ser su cliente, Taylor tenía que ser su hijo.
Así es como esta compasiba mujer decidió adoptar al pequeño. Hoy es legalmente la mamá de Taylor y aunque él en ocasiones sigue demostrando una actitud irascible, dice sentir que está en su lugar. Por fin se siente realmente amado y es feliz.
“Ella conoce mi peor lado, y ella todavía se preocupa por mi e igual me quiere”, dijo a la cadena estadounidense CBS.
Nuestros mejores deseos a esta familia, porque todo niño merece tener un hogar y recibir el amor que necesita para sentirse feliz y seguro. ¡Comparte esta historia si estás de acuerdo!