Esta historia de amor me ha llegado al corazón y creo que todo el mundo debería leerla. No sé qué de cierto habrá en ella, pero el sentimiento sigue siendo el mismo, y es una verdadera lección de vida y amor.
Damián llevaba 20 años casado con su esposa cuando conoció a Carolina en el trabajo. No fue amor a primera vista, Damián se cuidaba mucho de dejarse llevar y coquetear con otras mujeres por respeto a su esposa y la bonita relación que habían tenido durante tanto tiempo. Pero Carolina irrumpió en su vida como un huracán.
Al principio solo era una compañera de trabajo agradable con quien se llevaba muy bien. Poco a poco fue descubriendo que tenían mucho en común y la atracción fue inevitable. Esa belleza discreta, que le había pasado desapercibida en un principio, se fue colando en su corazón y por todos los poros de su piel.
El virus del amor estaba ya por todo su cuerpo y su mente. No podía dejar de pensar en ella. Se sentía terriblemente culpable pero no podía evitarlo, sencillamente no podía.
Pronto fue obvio que Carolina sentía lo mismo y la atracción fue creciendo entre ellos, pero Damián no quería hacer las cosas mal. Después de hablar con Carolina para expresarle sus sentimientos y asegurarse de que ella sentía lo mismo, le pidió un poco de tiempo para que pudiera acabar su matrimonio de la mejor forma posible, porque él seguía sintiendo mucho amor por su esposa y no quería hacerle daño.
Iba a pedirle el divorcio cuando…
La noche que llegó a casa con la firme intención de pedirle el divorcio a su esposa, se la encontró en la mesa de la cocina, cabizbaja y con los ojos rojos. Se notaba que había llorado, y Damián sintió una gran compasión por ella, aún sin saber qué le pasaba.
Ella le pasó una carta que había recibido del hospital para que lo leyera, porque ella no podía ni pronunciar ni una palabra, y él se quedó sin aire cuando leyó lo que en la carta ponía. Su esposa estaba muy enferma, no había esperanza para ella.
Un dolor inmenso que no sabía que era posible
En ese momento sintió un dolor inmenso, un dolor que no sabía que era capaz de experimentar. Su esposa de toda la vida, la que había sido la niña de sus ojos, su amor, la que lo había hechizado 20 años antes con sus bellos ojos grandes y su dulce sonrisa, se marchitaba a pasos de gigante.
Damián vio pasar entonces su vida con su esposa por delante de sus ojos. Las primeras citas, cuando se la presentó, orgulloso, a sus familiares y amigos, el día que le pidió que se casara con él y cómo ese día, como ahora, sus lágrimas rodaban por su preciosa carita, que no había perdido nada de su dulzura, a pesar de los años, las canas y arrugas.
Sintió el impulso irreprimible de abrazarla
Sintió el impulso irreprimible de abrazarla y Carolina comenzó a desdibujarse, su figura desapareció, su pasión se fue en el instante que comprendió lo que estaba a punto de perder. Ahora sabía que iba a perder al amor de su vida, iba a perder a su esposa. Entonces decidió que iba a vivir intensamente cada segundo de la vida que le quedaba junto a ella. ‘Hasta que la muerte nos separe’, como se habían prometido.
Es fácil dejarse llevar por la pasión con una nueva persona cuando los años pasan factura a la relación, y es muy triste que tengamos que llegar a valorar lo que tenemos cuando estamos a punto de perderlo. Al menos para Damián y su esposa no fue demasiado tarde. Él estuvo a su lado hasta el último segundo de su vida, ofreciéndole y demostrándole todo su amor.