Holly Gerlach de Edmonton, Canadá, soñó con ser madre desde que era niña. A la edad de 26 años logró hacer realidad su sueño. Holly trajo al mundo a una hija llamada Casey. El parto fue bien y la joven mamá estaba feliz de llevarse a casa a su amada hija desde el hospital.
Pero lo que no sabía es que su feliz vida tomaría un giro inesperado, tan solo semanas después de dar a luz.
Todo empezó cuando Holly notó un fuerte dolor en el cuello y debilidad en las piernas.
Su condición se deterioró rápido y fue al hospital.
Cuando los médicos la examinaron se dieron cuenta de lo grave que era la situación: esta joven mamá estaba paralizada de cuello para abajo.
Holly inmediatamente fue admitida en cuidados intensivos.
Le diagnosticaron un Síndrome de Guillain-Barré (SGB). Se trata de una enfermedad caracterizada por una parálisis en brazos y piernas, que aumenta a lo largo de varios días o semanas.
Según los médicos, el parto de Holly podría haber activado la enfermedad.
Los síntomas pueden irse solos, pero en muchos casos se necesita tratamiento, en casos extremos se requieren cuidados intensivos.
Holly, Por ejemplo, estaba paralizada y necesitaba un respirador. Todo lo que todos podían hacer era esperar a que mejorara, pero ella obviamente sufría mucho dolor.
Llegados a un punto,Holly susurró al oído de la enfermera: «Yo siento tanto dolor», algo que preocupaba a los médicos.
Pero afortunadamente, Holly tenía algo que le dio la fuerza para seguir luchando: su hija recién nacida.
Holly hizo lo mejor que pudo para tratar de ver a su hija cada día, aunque esto la agotaba.
Aunque la enfermedad había paralizado cada músculo de su cuello, Holly nunca se rindió. con la ayuda de un elevador, fue capaz de salir de la cama y sentarse en una silla.
Apenas podía hablar, pero trataba de pronunciar palabras a familiares o cuidadores profesionales para comunicarse.
Holly vio a su hija cada día, incluso si le rompía por dentro la idea de no poder ser la madre que quería ser para ella.
Después de semanas con un respirador, algo extraordinario sucedió que dio a Holly la esperanza que tanto necesitaba: podía respierar sola de nuevo.
Pronto la parálisis en sus manos empezó a remitir.
Después de 70 días Holly dejó cuidados intensivos. Podía hablar de nuevo y sentarse en una silla de ruedas.
Holly se hizo más fuerte cada día. Después de 78 días empezó fisioterapia, donde lo más importante era entrenar las piernas. A los 87 días, Holly se puso en pie por primera vez en tres meses.
Holly trabajó sus habilidades motoras y continuó haciendo ejercicio con los brazos hasta ser lo suficientemente fuerte para hacer lo que más quería hacer…
.. Tomar en sus brazos a su bebé de cuatro meses y sostenerla en sus brazos.
Después de 94 días Holly fue capaz de caminar de nuevo con la ayuda de un andador y finalmente, en el día 126 le permitieron volver a casa.
Holly tuvo que reaprender cómo hacer muchas cosas comunes; incluyendo cepillar su pelo, sus dientes, escribir, comer con cubiertos y caminar sin un andador.
Mira como estaba un año después:
Ahora Holly está en mejor forma que nunca. Vive su vida plenamente, algo que parecía imposible cuando la enfermedad la atrapó.
Con su fuerza de voluntad y fuerza interna, Holly fue capaz de superar la enfermedad que casi le quitó la vida.
Si no fuera por el amor de esta madre hacia su hija y el apoyo de sus seres queridos, Holly quizás no hubiera terminado bien.
El personal que la atendió también merece una estrella de oro, porque sin ellos Holly no estaría donde está.
Fuente: ©Holly Gerlach / Facebook
Espero que Holly tenga muchos años felices con su hija y familia. ¡Comparte si piensas lo mismo!