Las personas que trabajan en la rama sanitaria arriesgan su vida día a día para salvar nuestras vidas, por eso tienen todo nuestro reconocimiento y cariño, y por eso nos parece tan injusto y triste que pierdan la vida en ello.
Este ha sido el caso de la médico Sara Bravo, de 28 años, de Mota del Cuervo (Cuenca). Sara tenía toda la vida por delante, sin embargo el Covid-19 complicó sus dolencias previas y se la arrebató mientras velaba por la salud de los demás.
La sanitaria era asmática y trabajaba en turno de tarde en el centro de salud de Mota del Cuervo, según recoge El País.
La joven fue ingresada hace unos días en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital La Mancha Centro en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), y falleció el sábado por la noche, según han confirmado fuentes de la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha.
Sus compañeros han compartido en Facebook un comunicado lamentando su muerte y recordando lo buena profesional y persona que era. Estas son las bellas palabras que le dedican:
Ha fallecido nuestra compañera Sara Bravo López, médico de Familia en el Centro de Salud de Mota del Cuervo.
En esta localidad manchega se ganó el afecto y consideración de vecinos y compañeros por sus valores humanos y por su encomiable entrega y actitud profesional de servicio a sus pacientes.
Los compañeros de nuestra Área Integrada nos unimos al dolor de su familia y amigos.
Descanse en paz.
“Dormía y soñaba que la vida no era más que alegría. Me desperté y vi que la vida no era más que servir… y el servir era alegría”. Rabindranath Tagore.
Sara era asmática
El País informa de que, según fuentes cercanas, la médica Sara Bravo era asmática. Dado que el Covid-19 puede causar dificultades para respirar, los asmáticos son personas consideradas de alto riesgo.
Un familiar de Sara, José Carlos, cuenta: «Ella hizo la guardia de un compañero y ahí lo cogió, puesto que atendió a dos pacientes de Madrid que presentaban esos síntomas. Y, claro, ella los atendió porque es una gran profesional pero en realidad no tenía los medios para protegerse y trabajar», recoge El Español.
No sabemos por qué seguía trabajando a pesar de su patología, quizá ella misma quiso seguir siendo útil en esta gran crisis. Sea como sea, estuvo expuesta a un riesgo que acabó con su vida por ayudar a los demás.
No hay palabras suficientes demostrar la gratitud que siento por los profesionales de la sanidad. Recordemos SIEMPRE lo que están haciendo por todos nosotros. SIEMPRE.
Envío todo mi cariño a la familia. Hoy hay un ángel más en el cielo.