Las personas sin hogar que piden en la calle a veces son tratadas más como objetos que como seres humanos.
El hecho de que pidan dinero es fruto de la necesidad, pero muchos les critican asumiendo que tienen vicios o que son “vagos”.
Sea como sea son personas que necesitan la ayuda de los demás y en esta historia me ha sorprendido mucho que haya gente más dispuesta a ayudar a un desconocido aparentemente solvente, que a una persona realmente necesitada.
Un hombre sin techo se vistió de traje y salió a pedir, como hace en ocasiones, por la calle. Con su nueva apariencia y simulando hablar en su teléfono móvil, empezó a pedir dinero para un café, un sándwich o para tomar el autobús, tal como hacía usualmente.
Para su sorpresa, mucha más gente de lo normal se prestó a ayudarle. ¡Algunos incluso le daban más dinero del que había pedido!
Lastimosamente, cuando vuelve a vestirse con su ropa de siempre la realidad es muy distinta…
Te invito a verlo aquí abajo.
Todo fue parte de un experimento social, que ha sorprendido hasta su mismo autor.
La verdad que da mucho que pensar… Compártelo con tus amigos si te sorprendió tanto como a mí.