Los vehículos eléctricos tienen sus ventajas, pero, como todo, también pueden tener sus defectos. Y a veces esos defectos pueden tener consecuencias potencialmente mortales.
Renee Sánchez, una abuela de Phoenix, estaba preparada para disfrutar de un día en el zoo con su nieta de 20 meses. La sentó en su sillita, cerró la puerta del coche y fue a sentarse en el asiento del conductor.
Pero cuando fue a abrir la puerta delantera se encontró con un gran problema.
«Mi automóvil estaba muerto», dijo a AZFamily. «No podía entrar. Mi llave del teléfono no lo abría. Mi llave de tarjeta no lo abría».
Como Sánchez estaba atrapada fuera de su vehículo y su nieta ya estaba sentada y sujeta en su sillita, no tuvo más remedio que llamar al 911.
«Y cuando llegaron, lo primero que dijeron fue: ‘Uggh, es un Tesla. No podemos entrar en estos vehículos'», dijo. «Y yo les dije: ‘No me importa si tienen que cortar mi coche por la mitad. Simplemente, sacadla'».
Sánchez dijo que su nieta estuvo «bien» durante los primeros minutos del incidente, pero una vez que llegaron los bomberos y empezaron a utilizar un hacha para romper la ventana del Tesla, la pequeña empezó a llorar.
Una vez que la niña de 20 meses estuvo a salvo en los brazos de su abuela, Sánchez dijo que entonces empezó la rabia.
La batería de 12 voltios de su vehículo había muerto sin previo aviso. Los conductores deberían recibir tres avisos antes de que se agoten las baterías, pero por alguna razón Sánchez no los recibió. El servicio técnico de Tesla confirmó que su vehículo no había recibido ningún aviso.
Ahora Sánchez quiere que los responsables sepan cómo actuar ante vehículos eléctricos sin batería.
«Estaban tan a oscuras como yo».
A pesar del aterrador incidente, Sánchez sigue siendo fan de Tesla, aunque ahora es un poco más precavida.
«Doy mi apoyo a Tesla. Cuando funciona, es genial. Pero cuando no, puede ser mortal», dijo Sánchez.
«Doy mi apoyo a Tesla. Cuando funciona, es genial. Pero cuando no, puede ser mortal», dijo Sánchez.
Afortunadamente, la pequeña se salvó.
