Para los padres ver a un hijo enfermo es como si les golpearan en el pecho. Haría cualquier cosa para que tu hijo se curase lo más rápido posible. Ya es bastante malo cuando es tan solo una garganta irritada o fiebre. Si pudieras sentir el dolor y estar enfermo en lugar de él, te cambiarías sin dudarlo.
Pero la idea de que tu hijo esté enfermo y que no vaya a sorevivir, es algo desgarrador que ningún padre quiere pensar ni siquiera un segundo.
Aun así la vida es a veces cruel y cuando el hijo de Bill Kohler enfermó, hablar sobre la muerte se volvió inevitable.
Ayden tenía tan solo nueve años cuando le diagnosticaron una rara y agresiva forma de cáncer cerebral conocido como gliioma pontino intrínseco difuso.
Los niños que son diagnosticados con esta enfermedad usualmente mueren en un año, informa en su página el National Institute of Health de Estados Unidos.
Pero la mala noticia no termina ahí. Ayden no solo tenía un tumor en su cerebro, sino dos.
Como todo padre, Bill trató todo en su poder para salvar a su hijo, pero nada podría haber ayudado.
Cuando Bill finalmente aceptó que su hijo no sobreviviría, prometió a su hijo una cosa: que haría todo lo posible para que los últimos días de Ayden en la tierra fueran los mejores.
Llevó a Ayden a conocer a sus héroes favoritos de lucha libre, le llevó a cazar y celebró un cumpleaños de 10 para él.
«Esperábamos ese día y tratábamos de hacer que ese día fuera lo mejor que se pudiera», explicó la madre de Ayden, Jennifer Zeigler a Public Opinion.
Pero cuando el momento que todos temían llegó, Ayden no podía caminar y tenía problemas al respirar.
No tenía más energía para seguir luchando y dijo a su pare: «Papá, tengo que rendirme».
Estas son las palabras que ningún padre quiere que diga su hijo. ¿Cómo responder?
Bill respondió lo único que sabí:
«Te haré una promesa. Si luchas todo lo que puedas y tan fuerte como puedas y sientes que luchaste tan duro.. Te prometo que está bien rendirse».
Ayden murió el 22 de marzo ese año, tan solo sietes meses después de ser diagnosticado.
¿Su último deseo? «Si la gente se junta para recordarme quiero que bailen y tomen fotografías en grupo», dijo Ayden. «Si alguien pregunta cómo quiero ser recordado, por favor di que feliz, divertido, atlético, sabio, luchador, cariñoso y altruista».
Aunque Ayden se ha convertido en un ángel que no está ya más en la tierra, su memoria vivirá para siempre.
Fotos: BillKohler
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