Cada día, Noelia Garella dirige la clase de literatura a alumnos de prescolar en el Jardín “Los Capullitos” de la ciudad Córdoba, en Argentina.
Tiene 31 años, lee cuentos a los niños y les enseña las bases que un día les ayudará a aprender a leer y a escribir.
Pero lo que hace todavía más tierna esta escena es que la profesora es una de las pocas docentes en el mundo con síndrome de Down.
Enseñar a niños pequeños siempre fue el sueño de esta joven cuyos papás, Delfor y Mercedes, animaron a estudiar para convertirse en maestra jardinera.
Tiene un novio llamado Nicolás y quiere casarse, quizás algún día tener sus propios hijos para enseñarles también a disfrutar de la literatura.
Según explicó María Alejandra Senestrari, la directora del jardín, lo que más le gusta de Noelia no es el hecho de que desafíe prejuicios ganándose la vida como maestra en su jardín, sino lo dedicada, paciente y cariñosa que es con los niños.
Noelia enseña a unos 137 alumnos de distintos niveles del jardín que pasan aleatoriamente por sus clases.
“Tenía un sueño que era ser maestra jardinera y tener un buen sueldo para mantener mi vida cotidiana”.
Según explicó a la cadena Univisión, este año está contenta porque en su clase hay un niño con síndrome de Down. “¡Es hermoso cuando nace alguien como yo!”.
Y es que si algo tiene esta joven es una autoestima muy alta y un optimismo por la vida incomparables.
A pesar de la controversia inicial entre los padres que llevan a sus niños a este jardín, hoy la gran mayoría quedan enternecidos cuando ven a esta dedicada maestra volcar todo su amor en la enseñanza de sus hijos.
Ella todavía recuerda el día en que sus padres la llevaron a un jardín y la directora del centro dijo: “Aquí, señores, monstruos no, síndrome de down no”.
A lo que ella hoy responde con una sonrisa: “soy un monstruo feliz y ella un monstruo triste”.
Por favor, no olvides compartir la historia de Noelia. Quizás ella inspira a muchas personas con síndrome de Down y sus familias a tratar de cumplir sus sueños sin importar lo que piense o diga la gente.