Muchas veces andamos por la vida pensando que nadie se da cuenta de lo que trabajamos, de lo que nos esforzamos, de que tenemos momentos difíciles. Pero a veces noticias como ésta nos sorprenden y nos desmuestran que siempre hay gente buena que se da cuenta de todo, que se preocupa y está dispuesta a ayudar. Como en esta historia.
La vida cada vez cuesta más y las pensiones, honestamente, en muchos países son una misera. Muchos de nosotros, tal y como está el panorama laboral, precario y a menudo temporal, no tendremos ni jubilación y quizás nos veremos como el anciano de esta historia: vendiendo helados por la calle a los 89 años.
Pero por suerte en este caso, las redes sociales y buenas almas samaritanas lograron dar un poco de alivio a este heladero estadounidense.
Fidencio Sánchez tiene 89 años y recorre las calles de Chicago, en Estados Unidos, vendiendo helados.
Ya se había jubilado, pero su hija murió y su esposa, que también vendía helados, se enfermó. Así que tomó la batuta del negocio y recorre la ciudad vendiendo entre 40 y 50 dólares en helados al día, según informó el Chicago Tribune.
Joel Cervantes Macias conoció al anciano hace poco, cuando lo vió empujando su carro. Le conmovió tanto su historia que montó una campaña de crowdfunding con la que se propuso la meta de recaudar 3.000 dólares para Sánchez.
En la página de Gofund me que creó dijo lo siguiente:
“Cuando conducía por la 26 en el área de Little Village de Chicago, donde nací y crecí, vi a un hombre esforzándose por empujar un carrito de helados. Me rompió el corazón ver a este hombre que debería estar disfrutando de su jubilación todavía trabajar a esa edad. Tuve que parar y tomar una foto de él. Entonces le compré 20 helados y le di US$50, le dije qu Dios le bendiga y me fui. Colgué esta foto en Facebook y desde entonces obtuve una gran respuesta. Ahí es cuando Joe Loera tuvo la gran idea de empezar esta campaña. Fedencio Sanchez y su esposa perdieron recientemente a su única hija y todavía tienen el corazón roto con la situación. Su esposa vendía helados para ayudar a pagar las facturas, pero ella se enfermó y uno puede trabajar más. Estamos tratando de reunir dinero para ayudarle de cualquier forma. Cualquier ayuda. Vamos a donar algo y hacerle la vida más fácil a los dos».
Lo que no se esperaba es que la gente haría donaciones en masa. En tan sólo 54 minutos ya se había recaudado casi esa cantidad y la suma terminó ascendiendo, en el momento de escribir esta nota, a más de 200.000 dólares.
Sin embargo, a pesar de esta yuda, lo más curioso es que Fidencio….¡Quiere seguir trabajando!
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