Las autoridades han confirmado el rescate de tres excursionistas que desaparecieron tras saltar a las cataratas Rattlesnake Falls en California la semana pasada.
Los hombres, identificados como Matthew Schoenecker, de Los Ángeles, Matthew Anthony, de Nueva York, y Valentino Creus, también de Los Ángeles, formaban parte de un grupo más numeroso de excursionistas que exploraba la remota zona de Soda Springs el miércoles 18 de junio. Según los informes, los tres se adentraron en las aguas de las cataratas Rattlesnake y no volvieron a salir a la superficie.El resto del grupo, atrapado en el difícil terreno, tuvo que ser rescatado por helicóptero al día siguiente.
La Oficina del Sheriff del condado de Placer respondió a la llamada de emergencia inicial alrededor de las 3 de la tarde del miércoles e inmediatamente puso en marcha una operación de búsqueda y rescate a gran escala. En ella participaron múltiples agencias, entre ellas el equipo de buceo del sheriff, el equipo de rescate técnico de CAL FIRE y una unidad de helicópteros de la CHP.
«Se trata de una zona extremadamente remota y accidentada, lo que ha dificultado especialmente las labores de rescate», afirmaron las autoridades en un comunicado emitido en ese momento.
Las malas condiciones meteorológicas y la peligrosidad de la zona obligaron a suspender temporalmente las labores de búsqueda el jueves, pero el viernes se reanudaron de forma limitada. Según USA Today, el domingo 22 de junio se reanudó la búsqueda a gran escala, cuando las condiciones mejoraron lo suficiente como para permitir el uso de equipos más sofisticados y más personal de auxilio.
Ese mismo día, la oficina del sheriff confirmó la recuperación de los tres cuerpos. «Nuestro más sentido pésame a sus familias, amigos y a todos los afectados por esta trágica pérdida», compartió el departamento en un comunicado público.
Uno de los buzos voluntarios, Juan Heredia, compartió un impactante relato de los esfuerzos de recuperación en una publicación de Facebook. Describió la traicionera caminata de más de tres horas para llegar a las cataratas y la implacable fuerza del agua mientras se sumergía para localizar los cuerpos.
«La cascada era brutal. No dejaba de empujarme hacia abajo… pero no me iba a ir sin llevar a esas tres almas a casa con sus familias», escribió Heredia.
Añadió que, sin su intervención, los cuerpos podrían haber tardado semanas en salir a la superficie. «Se han recuperado tres almas hermosas. Ahora pueden descansar en paz».
La tragedia ha dejado una profunda huella en los afectados, y tanto las fuerzas del orden como los voluntarios y los residentes locales siguen llorando la pérdida de los tres jóvenes.
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