Hacer deporte regularmente, dormir bien, y comer una dieta equilibrada suelen ser los factores claves para mantener una buena salud. Pero es muy importante también escuchar a nuestro cuerpo y tomar en serio cualquier señal de advertencia que aparezca.
Todos somos diferentes. Nadie conoce su cuerpo como uno mismo – nadie sabe mejor lo que es normal para en uno mismo, cómo uno se siente, cómo está, cómo reacciona ante diferentes cosas.
Ser consciente de todo ello puede ser la diferencia que determine si notas a tiempo que hay algo que no está bien. Y esto es lo que le ocurrió a la joven Ashton Powell.
Ashton Powell era una chica completamente normal, una estudiante que disfrutaba de la vida. Pero cuando esta joven australiana se dio cuenta de que un signo completamente normal podía ser la prueba de una enfermedad seria, el cáncer, su vida dio un vuelco total.
En un extenso y emotivo texto, publicado en el boletín local Townsville Bulletin, Ashton Powell escribe sobre su aterrador descubrimiento.
Ella cuenta su larga batalla, sus difíciles tratamientos, habla de esa infancia que desaparece, y de estas experiencias cercanas a la muerte. Y cómo la vida le cambió para siempre, justo el día en que se dio cuenta de que algo no iba nada bien.
Unas semanas antes de su 14 cumpleaños, Ashton Powell comenzó a notarse diferente. Y como esta situación no mejoraba su madre preocupada la llevó al médico.
En un principio no sabían que era lo que pasaba, parecía como si la joven tuviera la gripe, y dos semanas después a Ashton eso fue lo que le diagnosticaron. Pero había algo que no marchaba bien. La adolescente no mejoraba, y muy pronto comenzaron a aparecer en su cuerpo extraños moretones.
Estos alarmantes síntomas, junto con el malestar que sentía, preocuparon mucho a la joven. Y pensó que esto podía ser algo mucho más grave que una simple gripe.
”Pasados varios días aparecieron moretones en mis piernas. Y en ese momento, tuve un pensamiento terrible. Miré a mi madre y la pregunté: ¿Tengo cáncer? Pude apreciar un gesto de preocupación en su cara. Y después comenzó a murmurar que era imposible que tuviera cáncer. Pero al día siguiente fuimos a nuestro médico, al doctor Aung. Y le preguntamos si podía hacernos unos análisis. Él estuvo de acuerdo», escribe Ashton Powell en Townsville Bulletin.
Al día siguiente citaron a Ashton para hacerle un análisis. Unas horas más tarde le pidieron que volviera al hospital. Y ocho días después de cumplir 14 años a Ashton Powell le diagnosticaron cáncer.
”Estábamos sentados en urgencias infantiles esperando. Entonces vino un médico y comenzó a explicar cosas que ya no recuerdo, y fue entonces cuando nos dijeron que tenía leucemia. Y en ese momento mi madre comenzó a llorar. Papá estaba en shock y yo me quedé de piedra sin poder balbucear ni una palabra», escribe Ashton Powell.
Varios años de lucha intensiva se instauraron en la vida de la joven. Pero por suerte ella pudo vencer el cáncer y recuperarse totalmente.
”Me limpié del cáncer, pero no lo hubiera conseguido sin mi madre, mi hermano e incluso sus amigos Mitch, Beau y Charlie. Estos tres chicos y mi hermano me hacían reír. Quizá no lo sepan, pero me ayudaron a disfrutar de estar viva», escribe.
Pudo volver al colegio, retomar sus estudios, incluso si su vida ya no iba a ser igual. Y en este escrito de Townsville Bulletin, la adolescente decidió escribir un importante mensaje, uno debe mantenerse alerta con las señales que el cuerpo nos muestra.
A pesar de su juventud, Ashton sospechó del cáncer en cuanto vio los moratones en el cuerpo. Y es que los moratones, según Vårdguiden, son síntomas comunes de leucemia, junto con el cansancio, y una infección que no desaparece, lo mismo que le pasaba a Ashton.
Comparte la importante historia de Ashton con tus seres queridos en Facebook, para que también vean lo importante que es tener en cuenta las señales del cuerpo. Ello puede marcar una enorme diferencia.