Cuando uno cree que sólo hay corrupción y avaricia por el mundo, se encuentra con personas como Alfredo y Mónica. Ellos tiene un puesto de tortas fritas en Rosario, en Argentina, e hicieron algo muy pequeño que demuestra lo grandes que son, y de paso dan una gran lección a todos. El día después de que Mauricio Macri fuese elegido presidente de Argentina, Alfredo y Mónica le enviaron una carta y 100 pesos argentinos (aproximadamente 7 dólares/ 6 euros), "para ayudar al país". Su simbólico y conmovedor gesto no dejó al presidente indiferente, y Macri les hizo una visita sorpresa en su puesto de tortas.
El puesto de Alfredo Farias y Mónica Silva se llama Oski, por el hijo de la pareja. Y allí pasan los días a la espera de que alguien pare para comprar sus pastelitos, bolas de fraile y tortas fritas caseros.
Una mañana se llevaron la sorpresa de su vida. Un cliente muy especial se acercó a su puesto, nada menos que el presidente de Argentina. Ellos se echaron las manos a la cabeza y lo abrazaron. Mónica no podía parar de llorar de la emoción.
Macri se quedó a charlar, tomó mate y probó las tortas fritas. La pareja trabaja todos los días en su puesto en la calle, llueva o haga frío o calor, según dijeron al mandatario. Hablaron también de la organización ecologista a la que pertenece Alfredo y Macri le prometió la ayuda que necesitasen.
El presidente Mauricio Macri les hizo esta visita para agradecerles personalmente su gesto de apoyo. Alfredo le había enviado, cuando fue elegido presidente, 100 pesos a Macri “para colaborar con el país”.
“Con un poquito cada uno, juntaremos mucho”, le escribió Alfredo Farías, de 63 años, a Mauricio Macri. “Apenas Mónica y yo podamos le enviaremos unos pesos más”, prometió el hombre. Se la mandó el 11 de diciembre y en enero el presidente lo llamó por teléfono. “Pensé que era una joda”, contó en ese momento Farias. Pero no fue una broma. Y Macri no sólo lo llamó, sino que además lo visitó mientras trabajaba con su mujer, Mónica Silva.
Macri tenía que pasar por Rosario y aprovechó para hacerle la visita que le había prometido en su llamada telefónica: “Le prometí que lo voy a visitar cuando viaje a Santa Fe para darle un gran abrazo”, dijeron desde Presidencia cuando dieron a conocer la carta.
No os perdáis las emotivas imágenes.
El simbólico gesto de este matrimonio me ha parecido brillante, y la respuesta del presidente ha estado a la altura. Me quedo con su mensaje: con la pequeña contribución de cada persona (y no pienso sólo en dinero), podemos construir un mundo mejor.
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