La vida era buena para Cassandra Campbell, de 24 años. Era una feliz madre de un recién nacido y había abierto un salón de tatuaje.
Cassandra disfrutaba de la vida y su plan era hacer crecer su negocio y cuidar a su hija.
Entonces a Cassandra le picó un insecto y fue al médico para que la revisaran. La enviaron a casa con una prescripción de antibióticos.
Después de tomar la medicina, Cassandra tuvo síntomas similares a la gripe y un picor que se fue extendiendo por todo el cuerpo.
Cassandra volvió al médico varias veces, pero cada vez la enviaron a casa.
Entonces una noche, la condición de Cassandra empeoró tanto que la llevaron corriendo al hospital.
Llegados a ese punto la piel de Cassandra estaba cubierta de dolorosos sarpullidos. Sus ojos estaban tan hinchados que no podía abrirlos y no podía caminar.
No sabiendo la causa, los médicos de Cassandra la trataron como a un paciente con quemaduras. Les llevó varios días el descubrir la causa de los síntomas.
Finalmente, a Cassandra le diagnosticaron el síndrome Stevens-Johnson, una condición rara y potencialmente mortal que afecta la piel del modo en que lo hace una reacción alérgica grave.
Las mejores causas conocidas de esta enfermedad son medicaciones como la penicilina o el Bactrim.
En el caso de Cassandra ella había tomado antibióticos, pero los expertos no saben qué sustancia en la medicina activó la enfermedad.
Lo que empezó con síntomas leves empeoró hasta quitarle la vida y dejar sin madre huérfano a su hijo de tres semanas.
Ahora la familia de Cassandra quiere compartir su historia para generar conciencia sobre la enfermedad. Si un medicamento es la causa, la reacción tiene lugar durante las dos semanas siguientes después de tomarla.
El tratamiento más importante para el síndrome de Stevens-Johnson en este caso es dejar de tomar el medicamento que lo activó lo antes posible.
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