Era una típica noche de vuelta al colegio para Bob Cornelius de New Jersey. Asistió para conocer a los profesores de su hijo, enterarse de las últimas actividades y sacar fotos de algunos de los proyectos hechos por su hijo de 11 años.
Pero no fue hasta más tarde que revisando las fotografías se dio cuenta de cuán solo estaba su pequeño.
La pregunta en el cartel era muy simple, al igual que lo fue la respuesta a pesar de que era «como un puñetazo en el estómago», cuenta Bob.
Después de la frase «mi comida favorita es la pizza» y «mi deporte favorito es el fútbol», había una que decía «algunos de mis amigos son..», a lo que el pequeño Christopher había constestado simplemente: «nadie».
A Bob se le rompió el corazón.
«Nunca cinco letras me habían herido tan profundamente, y no estaban ni siquiera dirigidas a mí.. Era simplemente una frase simple que decía mucho», escribió en un post en Facebook que fue compartido más de 50.000 veces.
Señalando que su hijo tiene cierto grado de autismo, escribió sobre cómo éste ansiaba poder quedarse a dormir en la noche con amigos tal y como había visto hacer a sus hermanos durante años.
El problema no era que no se le permitiera hacerlo, sino que no tenía amigos reales para quedarse en la noche.
Recordó una historia similar que recientemente había dado lugar a muchos titulares. Un jugador del Florida State se sentó a comer con un niño autista que estaba sentado solo. Después de que la historia se hizo viral el niño tuvo a amigos sentándose con él cada día.
«Esto es lo que hizo de ella una gran historia…No fue preparado…Era un momento real de amabilidad humana», escribió.
También añadió: «Estas historias son noticia porque son poco comunes. No estamos acostumbrados a saber de niños siendo amables con aquellos que son diferentes y únicos…Me encantaría que llegáramos al punto en el que este tipo de comportamientos es la norma, no la excepción».
Más abajo en su comentario de Facebook, Bob propuso una solución para niños y padres en una situación similar:
«La única solución que se me ocurre es compartir esto contigo y pedirte que tengas una conversación con tus hijos. Por favor, diles que los niños con necesidades especiales entienden más de lo que nosotros pensamos».
Bob pidió dos cosas muy simples para ayudar a difundir conciencia y empatía: Lo primero es compartir esta historia con amigos y familiares, y lo segundo era que los padres hablaran con sus hijos sobre «qué maravilloso es incluir a aquellos que son un poco diferentes».
¡Comparte esta historia si te conmovió a ti también, y ayúdale a generar este debate tan necesario!