
Para cualquiera que aún esté obsesionado con el legado de la película Tiburón, un encuentro real con un tiburón es una de las peores pesadillas.
En un trágico y escalofriante incidente ocurrido frente a la costa de Nueva Gales del Sur, Australia, se cree que una nadadora experimentada murió devorada por un tiburón de cuatro metros, durante una sesión de natación rutinaria, sin que nadie se diera cuenta.
No se encontraba bien
El incidente ocurrió el 3 de abril de 2014, cuando Christine Armstrong, de 63 años, salió con su grupo habitual de natación desde el muelle de Tathra hacia la playa de Tathra, una ruta familiar de 600 metros.
Christine, miembro desde hacía mucho tiempo del Tathra Surf Club, era conocida por su fuerza y dedicación en el agua. Sin embargo, ese día, según se informa, dijo al grupo que no se encontraba bien y decidió regresar sola después de recorrer unos 200 metros, según informa The Mirror.
Momentos después, otros nadadores vieron una aleta en el agua. Las aves comenzaron a volar en círculos y a sumergirse en la superficie, una señal clásica de que podía haber un depredador cerca. El grupo tomó la rápida decisión de regresar a la orilla, suponiendo que Christine había llegado sana y salva antes que ellos. No fue así.
«El tiburón era enorme»
Al día siguiente, se encontraron en la playa las gafas de buceo, el gorro de natación y algunos restos de Christine. Su cuerpo nunca fue recuperado, y las autoridades creen que fue arrastrada y devorada casi al instante por el gran tiburón, probablemente un gran tiburón blanco, aunque la especie nunca se confirmó definitivamente.
«El tiburón era tan grande que se la comió prácticamente por completo, ella ni siquiera se dio cuenta de lo que pasó», declaró a los periodistas su marido, Rob Armstrong, que estaba nadando cerca en ese momento.
El Tathra Surf Club, del que Christine y Rob habían sido miembros durante 14 años, le rindió homenaje en los días posteriores a la tragedia. «Era una miembro experimentada y comprometida», dijeron. «La natación le proporcionaba mucha alegría y muchos amigos».
Aunque el suceso tuvo lugar hace más de una década, la historia de Christine sigue resonando en Internet. Un vídeo de YouTube que relata el incidente ha reavivado el interés y la tristeza del público, con comentarios que expresan tanto simpatía como horror.
Los ataques de tiburones en Australia siguen siendo poco frecuentes, pero profundamente traumáticos, especialmente cuando provocan la muerte.
La historia de Christine es un sombrío recordatorio de la imprevisibilidad del océano y de la fuerza del espíritu humano que se enfrenta a él cada día.
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Arrastra al tiburón fuera del agua – cuando la cámara se acerca a la boca lo entiendo todo