Para la mayoría de las futuras mamás, el embarazo es un momento de esperanza, alegría e ilusión. Pero para Katherine «Katt» Campbell, de 29 años, ese sueño se hizo añicos en un instante, y lo que vino después la obligaría a tomar una decisión que ninguna madre debería tener que afrontar.
De una leve inquietud al pánico absoluto
Ser madre se supone que es una de las mayores alegrías de la vida: soñar con ropita, decoraciones para la habitación del bebé y todas las primeras veces que están por llegar.
Katherine «Katt» Campbell, de 29 años, de Ontario (Canadá), sentía precisamente esa emoción y expectación. Se llenó de alegría cuando supo que estaba embarazada en 2023. «Estaba encantada de ampliar nuestra familia una vez más», declaró a Newsweek.
Todo parecía normal hasta el 27 de febrero de 2024, un día que cambiaría su vida para siempre. A las 35 semanas y cuatro días, Campbell recuerda haber sentido «malestar, pero no era nada fuera de lo normal para un embarazo de casi 36 semanas».
Después de dejar a su hijo de 2 años en la guardería, salió a comprar más ropa de bebé y luego se dirigió a casa para relajarse. Pero, de repente, las molestias de Katt se dispararon, pasando de una leve inquietud a un pánico absoluto.
«Recuerdo que le envié un mensaje de texto a mi madre alrededor de las 11 de la mañana y le dije que no me encontraba bien. Decidí que, si seguía sintiéndome mal cuando mi marido llegara a casa, iríamos al hospital para que me miraran», dice.
Cuando llegó al hospital, estaba a punto de desmayarse por la pérdida de sangre. Los médicos descubrieron que tenía una dilatación de casi 4 centímetros, pero les costó encontrar el latido del corazón del bebé y, cuando finalmente lo hicieron, era peligrosamente bajo, de solo 55 latidos por minuto.
Lincoln Zachary
Lincoln Zachary nació mediante una cesárea de emergencia a las 2:32 p. m., con un peso de poco más de 3 kg.
Campbell había sufrido un desprendimiento de placenta oculto, una complicación poco frecuente en la que la placenta se desprende del útero, cortando el suministro de oxígeno y nutrientes al bebé. «Básicamente, fue un episodio de Anatomía de Grey», dijo Campbell.
Necesitó intubación y múltiples transfusiones de sangre, mientras que Lincoln fue conectado a un respirador artificial.
Su marido, Corey, llegó y encontró a Campbell en la UCI y a su recién nacido conectado a un respirador. El marido insistió en que despertaran a Katt antes de tomar cualquier decisión sobre la vida de Lincoln, una decisión por la que Katt estaría eternamente agradecida.
Cuando Katt despertó a las 7 de la tarde, rodeada de su marido, sus padres, su hermana y su mejor amiga Natasha, que también sería la madrina de Lincoln, se enfrentó a una tragedia que ningún padre debería soportar jamás.
Comunicándose por escrito mientras estaba intubada, Campbell tomó la dura decisión de retirar el respirador de Lincoln a las 7:29 de la tarde. El niño falleció en su pecho a las 8:52 de la tarde.
«Seis horas y 20 minutos nunca serían suficientes, pero es todo lo que tenemos», dijo Campbell. «Sabía que mi hijo nunca se recuperaría, así que no podía soportar dejarlo sufrir más. Estar intubada mientras tenía que tomar esta decisión fue desgarrador. Lo único que quería era gritar, y literalmente no podía».
Por qué comparte su historia
El dolor ha permanecido con Campbell desde entonces. Buscó terapia para superar el trauma y volvió al trabajo después de cinco meses para encontrar algo de normalidad. Ahora, comparte su historia en TikTok, conectando con otras mujeres que han experimentado mortinatalidad, abortos espontáneos o complicaciones como el desprendimiento de placenta.
«No pasa un solo día sin que piense en Lincoln y en la decisión que tuve que tomar y que me destrozó la vida», dijo Campbell. Ella espera que compartir su historia ayude a crear conciencia sobre los signos del desprendimiento de placenta.
«Demasiado perfecto para este mundo»
«No quiero asustar a la gente, sino concienciarla sobre lo que podría pasar. Incluso los médicos dijeron que mi placenta se desprendió en segundos, fue catastrófico de inmediato y estaba oculto, lo que significa que no salió sangre de mi cuerpo. Si alguna vez sientes que algo no va bien, hazte revisar. Ojalá hubiera sabido que algo iba mal antes de que fuera demasiado tarde. Lincoln me ha enseñado a no dar nunca nada por sentado, porque sé lo rápido que se puede perder».
En el primer aniversario del fallecimiento de Lincoln, su padre Corey compartió una publicación muy emotiva en Facebook para honrar a su hijo.
«Querido Lincoln. Ha pasado un año desde que tuve el privilegio de verte, abrazarte y decirte que nos veríamos pronto. Eres uno de mis mayores logros, aunque solo fuera por un breve momento. Algunos de los momentos más dulces y dolorosos de mi vida, pero no los cambiaría por nada del mundo. Pienso en ti, y mamá piensa en ti, en todo momento, literalmente en todos los sentidos. Todos lo hacemos. Tengo la suerte de haber tenido en mis brazos a un ángel demasiado perfecto para este mundo y de haber estado allí cuando te crecieron las alas. Ojalá no hubiera sido tan pronto, ojalá no hubiera sido tan rápido y ojalá hubiéramos podido crear más recuerdos. Has cambiado muchos corazones en este mundo en muy poco tiempo. Te llevamos con nosotros, todos los días, para siempre. Nunca te olvidaremos… No podría aunque lo intentara. Te quiero, amigo.
Debo decir que se necesita una fuerza increíble para que unos padres compartan una experiencia tan desgarradora. El dolor de pasar por algo así es inimaginable, pero al contar su historia, Katt y Corey están dando a otros padres en situaciones similares una sensación de consuelo y recordándoles que no están solos.
Hablar de este tipo de pérdidas nunca es fácil, pero es muy importante que cada uno pueda llorar su pérdida a su manera. Katt y Corey han decidido compartir su experiencia, y lo único que podemos hacer es enviarles nuestro amor, nuestro apoyo y nuestros mejores deseos mientras siguen adelante con sus vidas sin su querido Lincoln.
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