La pérdida de un amigo deja un gran vacío muy difícil de llenar. Forsberg, es un perro golden retriever de 10 años que recientemente tuvo que despedirse de su mejor amigo, un gato de 15. El gatito padecía cáncer en la glándula tiroides y, tras perder la batalla contra la enfermedad, su dueños decidieron sacrificarlo.
Eran tantos momentos compartidos que Forsberg estaba devastado. Por suerte la vida te trae siempre sorpresas.
Su dueña, Jen Philio, no podía verlo más tan triste, así que decidió hacerle un regalo muy especial.
El regalo fue un gato adorable llamado Maxwell.
Desde el minuto uno Forsberg le dio la bienvenida y ahora son uña y carne.
Y es que no hay mejor cura en esta vida que una buena amistad. ¡Compártelo si estás de acuerdo!
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