Dos damas mayores, Olga y Erna, estaban sentadas afuera del ancianato disfrutando de un café y un cigarrillo. Estaban hablando de cosas de la vida cuando de repente empezó a llover.
Llovía y llovía, pero una de las mujeres seguía ahí calmadamente y empezó a buscar en su bolso. Erna sacó un condón y se lo puso al cigarrillo. Luego continuó fumando, tranquilamente.
Olga:
– ¿Qué es eso?
Erna:
– Es un condón, ¿no ves?… Con este truco el cigarrillo no se moja si llueve.
Olga:
– ¿Y dónde lo has conseguido?
Erna:
– Pero Dios mío, hoy en día puedes comprar condones en casi todas las tiendas. O en la farmacia.
El día después Olga fue a la farmacias más cercana, aparcó su andador en la calle y entró. Caminó y buscó algo por un momento, luego fue a la caja.
El farmacéutico quedó un poco sorprendido cuando una dama de 81 años preguntó por un paquete de 12 condones. Pero no se atrevió a preguntar para qué necesitaba los condones, aunque estaba muy curioso.
En cambio le preguntó un poco avergonzado:
– ¿Que marca quieres?
Olga:
– No importa, solamente que le sirvan a un Camel.
El farmacéutico se estaba desmayando.
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