Vivir toda una vida con dolor crónico es horrible. No solamente es un dolor físico, también afecta las relaciones con otras personas.
A veces no se ve desde afura, lo cual puede hacerlo difícil que las otras personas lo entiendan. Mucha gente no entiende lo dolorosa que puede ser la enfermedad.
Anna Pesce, de 85 años, vivió con una joroba durante varios decenios. La joroba fue causada por una hernia discal, por escoliosis y por oseoporosis.
Cuando visitaba a su hijos y a sus nietos necesitaba una silla de ruedas y la tenían que cargar ya que no podía subir por las escaleras. Pero aunque Anna sufría de graves dolores en la espalda ella no perdía la esperanza. Ella fue dónde varios médicos, fue a acupuntura y habló con muchos especialistas. Pero su problema se ponía más y más grave.
Como última cosa empezó con yoga. Al principio era muy doloroso y difícil, pero con el tiempo Anna se fue volviendo más ágil y fuerte. Y luego fue aprendiendo varias posiciones que la ayudapan a estar más cómoda y a no tener tanto dolor.
En dos meses Anna Pesce hizo un cambio tremendo.
Gracias a la ayuda de un instructor de yoga que se había especializado en tratar a personas que sufren de dolores crónicos, Anna se mejoró mucho.
Hoy en día Anna está feliz y se siente mucho mejor. ¡Qué alegría!
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