Nieto se tatúa una carta – cuando su abuela con alzheimer la lee rompe a llorar

El alzheimer es una enfermedad muy dura, tanto para quien la sufre como para sus familiares.

Es realmente duro que tus recuerdos se esfumen, no reconocer quién eres, dónde estás, qué has hecho apenas hace unas horas, mientras que tu familia es testigo de cómo su ser querido se desvanece día a día, y es testigo de su enorme frustración ante la pérdida imparable de sus recuerdos.

La enfermedad y la muerte nos recuerdan lo importante que es aprovechar hasta el último segundo con nuestros seres queridos, algo que el brasileño Leonardo Martins, de 19 años sabe muy bien.

Este joven vivió toda su vida con su abuela, Lurdes, de 85 años y hace un mes se confirmó lo que temían: su abuela tiene Alzheimer.

Leonardo decidió hacerle un homenaje muy especial: se tatuó una carta que ella le escribió a los 18 años cuando entró en la universidad. Luego publicó una emotive carta en su página de Facebook que ha hecho llorar de emoción a miles de personas en todo el mundo.

Leonardo Martins decidió tatuarse una carta que su abuela le escribió cuando cumplió 18 y que decía lo siguiente:

Querido Leo,

Cómo me gusta recordarte pequeñito, sonriendo para mí.

Cuando cumpliste un añito, fue difícil hacerte sonreír. Pero de repente sonreíste y aplaudiste.

Qué cosa es la vida, ¿no? Hoy te veo terminar el colegio y entrar en la universidad. Qué alegría para mí.

Que Dios te ilumine.

Besos de la abuela Lurdes, que te quiere mucho.

Enhorabuena.

 

Facebook

Leonardo se tatuó estas palabras y enseñó a su abuela. La anciana se emocionó muchísimo al ver lo que había en la piel de su nieto. Luego su nieto publicó un post con el video captando este increíble momento junto a unas palabras que han conmovido a miles de personas en todo el mundo.

Facebook

Su post decía lo siguiente:

El arroz se ha quemado muchas veces, las comidas se quedaban sin sal. Pasaba algo, la abuela se olvidó hasta de su edad el otro día.

Hace dos meses, se quedó en blanco a la hora de tomar sus cinco pastillas, llegó a llorar de desesperación. Y ella está cada vez más tranquila, pobrecita, quiere quedarse todo el día en su habitación, durmiendo. Todo terminaba con la frase «Es que hoy estoy un poco ida».

La abuela siempre ha cuidado de todo y de todos, vivía con nosotros en casa, pero una sensación de extrañeza empezó a crecer en el ambiente. El sofá, que compartimos durante 19 años, se le hizo cada vez más extraño, menos cómodo. Ni Catia Fonseca o Cesar Tralli [presentadores populares en la televisión brasileña], sus ídolos, salvaban la tarde.

La tomografía fue solo una formalidad. La doctora Alzhira [su médico] ya nos había confirmado: era Alzhéimer.

El Alzhéimer degrada a la persona, como sabéis. Las cosas tienen que estar siempre en el mismo lugar. Hay que dejarle hacer lo que ella quiera. La enfermedad puede venir rápida o lentamente. Depende. Pero no hay nada que se pueda hacer, solo disfrutar [de la persona]. Es lo que nos dijo la médico.

Y es lo que intentamos hacer. Intentamos superar ese obstáculo con alegría. Odio cuando la gente establece una fecha de caducidad para las cosas. Y no creo que lo hayan hecho contigo, abuela.

Ahora la llamo más veces y siempre voy a verla. Lo hago como intercambio por los 18 años que vivió conmigo. El año pasado la abuela me escribió esta carta cuando entré en la universidad. Tenía miedo de perderla, pero ahora eso no va a pasar.

En mi primer cumpleaños, mi abuela y mi tía me llevaron a sacar una foto para poner en un imán en la nevera. La foto debía ser sonriendo. Hicieron varios intentos fallidos hasta que la abuela aplaudió y sonrió, y yo la seguí. La foto quedó muy bonita, incluso con esa frase sin sentido como pie. Y ella dice que es el mejor recuerdo que tiene de mí.

Cada día pienso que al menos Dios me dio la oportunidad de disfrutar lo máximo posible del mejor ser humano que he conocido. Esto me hace dejar de buscar sentido a las cosas fútiles. Dejar de criticarlo todo en todo momento. Me hace dejar de exigir tanto de la vida. Sirvió, además, para mostrarme, una vez más, las diversas trampas con las que la depresión puede atrapar a sus víctimas.

Rezo para que ese mal no te abrace con demasiadas ansias, abuela. Todo lo que necesitamos está muy cerca de nosotros. Tan cerca que puedo hasta sentir el toque de la piel fina de tu mano en mi cara solo al cerrar los ojos. ¡Qué maravilloso tu abrazo, abuela! Ya no recuerdo lo que quería decir con todo esto. ¡A ver, creo que hoy soy yo el que está ido!

Qué hermosas palabras. ¿Verdad? Aquí te dejo el video con el tierno momento donde Leonardo le enseña el tatuaje a su abuela:

Esto definitivamente me ha dado ganas de abrazar muy fuerte a mi abuela. Nunca sabes cuándo la vida te va a arrancar a tus seres queridos de tu lado.

¡Por favor, aprovecha cada momento! Y considera compartir esta bella historia con tus amigos y familiares para que piensen en ello también.

 
 

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