Richard Sandrak nació en abril de 1992. Su padre, Pavel, era un deportista de éxito de artes marciales y su madre competía en gimnasia. Uno puede decir que este niño de Ucrania nació con el ejercicio físico en la sangre.
En 1994, la familia se mudó a Pennsylvania, en EEUU.
Cuando Richard tenía 2 años, comenzó a entrenar con su padre Pavel, el papá le enseñó todo sobre el entrenamiento con pesas.
Unos años después, la familia Sandrak se mudó a California para intentar hacer carrera en el mundo del deporte.
Allí, la familia conoció al entrenador Frank Giardina, y fue contratado como entrenador personal y mentor para Richard.
El pequeño estaba muy enfocado en su entrenamiento y con tenía una gran presión de su entorno.
Richard no llevaba una infancia normal y a los ocho años se hizo famoso por sus músculos macizos, al difundirse sus fotos por todo el mundo.
El pequeño se ganó rápidamente el sobrenombre de «Pequeño Hércules.»
Cada día, Richard hacía 600 flexiones y abdominales, y 300 sentadillas.
Pavel le prohibió a su hijo comer azúcar y comida grasienta.
Sin embargo, el entrenador personal de Richard, Frank, al final decidió terminar la cooperación con Richard. Entre otras cosas, Frank acusó al papá Pavel por dar una crianza “criminal”.
Pero Richard ha revelado después que su padre nunca lo forzó a hacerlo, el entrenamiento duro fue algo que él mismo quiso realizar.
Pero con la edad Richard dejó el fisicoculturismo, dice que simplemente se volvió aburrido.
El año pasado, Inside Edition visitó a Richard, quien ahora tiene 25 años y trabaja como doble de riesgo para películas de Universal Studios.
¡Digamos que se ve bastante diferente a cuando era niño!
Richard todavía está en buena forma pero no entrena igual de duro que antes.
Pero no está nada molesto con sus padres, más bien le contenta saber que ha fascinado al mundo como el “Pequeño Hércules”.
”Me siento muy orgulloso de mi pasado”, dice Richard.
Qué bueno que Richard está bien y que está a gusto con su vida. Al final decidió hacer con su vida lo que quiso, sin presión de los padres.
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