Una joven de 23 años de Colorado lucha por su vida después de que supuestamente comiera algo que se encuentra en la mayoría de las despensas.
La mujer, originaria de Brasil, participaba en un programa de intercambio en Aspen cuando le le dieron unos mareos repentinos, visión doble y dificultad para respirar.
Dentro de las 24 horas de los primeros síntomas, Claudia de Albuquerque Celada perdió toda movilidad, quedó paralizada y fue conectada a un respirador artificial.
Siga leyendo para enterarse más sobre este terrible incidente.
La brasileña Claudia de Albuquerque Celada estaba pasando el invierno en Aspen, Colorado, en un programa de intercambio de trabajo, «haciendo el [trabajo] que siempre soñó hacer.»
Pero, a mediados de febrero, las cosas se convirtieron en una pesadilla para esta mujer de 23 años, que hasta ese entonces tenía buena salud y montaba mucho en snowboard.
«Se duchó, cenó y se acostó, pero tenía dificultad para respirar, visión borrosa y mareos. Envió un mensaje a sus amigas para que fueran a su apartamento», declaró su hermana Luisa a los medios de comunicación portugueses. Explica que cuando las amigas de Claudia llegaron a la mañana siguiente, «mi hermana ya estaba mucho peor, apenas podía respirar por sí misma y tenía parálisis facial. Otros músculos muy débiles, brazos y piernas débiles. Fue al hospital y, poco después, estaba paralizada al 100%»
Los médicos tardaron dos semanas en descubrir que la parálisis se debía al botulismo.
«Tras innumerables exámenes, pruebas, traslados de hospital, punciones lumbares y transfusión de plasma, el [1 de marzo] tuvimos el diagnóstico: botulismo. Es una enfermedad extremadamente rara que destruye los nervios y las conexiones musculares, tardando varios meses en recuperarse.»
Botulismo
El botulismo, según Centers for Disease Control and Prevention (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades), CDC, «es una enfermedad rara pero grave causada por una toxina que ataca los nervios del cuerpo y causa dificultad para respirar, parálisis muscular e incluso la muerte.»
También indican los centros de salud «…los alimentos mal enlatados, conservados o fermentados en casa pueden proporcionar las condiciones adecuadas para que las esporas crezcan y produzcan toxina botulínica». Las esporas actúan como revestimientos protectores de la bacteria, ayudándola a sobrevivir incluso en condiciones extremas.
Para reducir las posibilidades de contraer botulismo, CDC recomiendan lo siguiente:
1. Refrigerar los aceites caseros infusionados con ajo o hierbas y tirar los que no se utlice los últimos 4 días.
2. Mantener calientes las patatas que se han horneado envueltas en papel de aluminio (a temperaturas superiores a 140 °F) hasta que se sirvan, o refrigerarlas con el papel aflojado.
3. Refrigerar los alimentos enlatados o encurtidos después de abrirlos.
4. En caso de duda, ¡tírelos!
Aunque no está confirmado, The Daily Mail informa de que «las autoridades sanitarias locales rastrearon la enfermedad de la mujer brasileña hasta una sopa preenvasada que compró mientras trabajaba en Aspen en febrero.”
Los análisis de muestras de sopa de la misma tienda de comestibles dieron negativo, lo que sugiere que ella podría no haber «almacenado la sopa a una temperatura lo suficientemente fría, que no la hubiera calentado lo suficiente o que no la haya refrigerado las sobras adecuadamente después de servirla.»
Un portavoz del Departamento de Salud del Condado de Pitkin, que cubre Aspen, dijo que el incidente es aislado. También informa que la fuente de exposición ha sido identificada y «que no hay riesgo para el público en este momento.»
Dos meses después, Claudia seguía ingresada en el Swedish Medical Center de Denver, con una recuperación prevista de entre seis meses y un año. La familia intentaba recaudar 200.000 dólares «para contratar una ambulancia aérea» y trasladar a la joven de vuelta a Brasil para continuar el tratamiento. (El Daily Mail informó recientemente de que el hospital está sufragando los gastos para devolver a Claudia a Brasil).
«La cantidad de 200.000 dólares sólo cubriría los gastos de transporte de una ambulancia aérea desde Estados Unidos a Brasil. No sabemos cuáles son los costes de hospitalización. Sólo [sabremos] esta cantidad cuando sea dada de alta, porque depende de muchos factores, como exámenes y otros procedimientos», dice Luisa a UOL, añadiendo que el seguro de Claudia, de 100.000 dólares, se agotó en abril.
Poniéndose más fuerte
Mientras tanto, Luisa ofreció una actualización sobre su hermana: «Mueve un poco los dedos de las manos y de los pies, empieza a tener fuerza en la muñeca. Ahora puede abrir el ojo, así que puede volver a ver. Pero todavía no puede levantar el brazo, la pierna o la cabeza.»
Por el momento se desconoce si Claudia sigue en Denver o si se encuentra en Brasil.
Esperamos que Claudia de Albuquerque Celada siga recibiendo la ayuda que necesita.
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