Un padre rico intenta mostrar a su hijo qué es ser pobre, pero la reacción del niño da una gran lección al padre.

Alguien dijo que pobre no es el que más tiene sino el que menos necesita.

Creo que esa frase es muy cierta. Muchos vivimos embarcados en una batalla por tener la mejor ropa, el mejor auto, la mejor casa y nos vamos olvidando de qué es realmente lo que necesitamos para ser felices.

Ese creo que es el caso del padre de esta historia, un hombre muy rico que un día decide enseñarle a su hijo cómo es ser pobre y la lección se la lleva él.

 

 

Padre e hijo se fueron un tiempo de viaje para convivir unos días con una familia tremendamente pobre en medio del campo. Pasado un tiempo regresaron a casa.

-“Qué te ha parecido la experiencia?”, le preguntó el padre.

– “La verdad, me gustó papa”, dijo el pequeño.

– “¿Has visto qué pobre puede ser la gente?”, dijo el padre.

– “¡Oh sí!, exclamó el niño.

– “¿Pero qué has aprendido de nuestro viaje?”, preguntó nuevamente el padre.

Entonces su hijo le respondió:

“Vi que nosotros tenemos un solo perro y ellos tienen cuatro. Tenemos una piscina hasta el medio del jardín y ellos tienen un riachuelo que no tiene fin.

Nuestro jardín lo alumbran las luces traídas del extranjero y ellos tienen por la noche el brillo de las estrellas. Tenemos una terraza hasta el patio delantero y ellos tienen espacios abiertos hasta el horizonte.

Tenemos una pequeña parcela de tierra en la que vivimos y ellos tienen vastos campos que no tienen fin.

Nos compramos la comida y ellos la cultivan. Tenemos alrededor de la casa una valla para protegernos y ellos tienen amigos”.

El padre del niño no sabía qué decir… Entonces el hijo finalizó: “Me di cuenta de qué pobres somos realmente”.

Este padre quería que su hijo aprendiese a apreciar lo que tenía pero fue el hijo, con la mirada pura de un niño, quien enseñó al padre qué es lo que realmente importa en la vida.

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