Estudiantes temen al estricto profesor de matemáticas – su doble vida sale a la luz y deja a todos en shock

Recuerdo mis días de secundaria en el instituto como si fuese ayer, y a pesar de sus altibajos, creo que fueron años fantásticos.

Se suelen hablar de la adolescencia como una etapa difícil para los padres, pero también para los hijos adolescentes puede ser dura y es, además, una parte crucial de nuestras vidas.

Por eso pienso que los profesores juegan un papel importantísimo en la vida de sus estudiantes. Pueden inspirarlos y animarlos de forma increíble, a veces de maneras que les acompañarán el resto de su vida.

Cuando leí la historia del profesor Jim O’Connor, supe que merecía la pena compartirla.

Este profesor era conocido por ser extremadamente estricto, un hombre muy serio que no tolera tonterías, no en vano, había tenido una dura vida anterior como soldado. Te presentamos al profesor de las mil caras.

Por eso nadie podía imaginarse que este hombre tuviese otra vida oculta.

Jim O’Connor,  un veterano de guerra de 70 años, lleva años enseñado matemáticas en un el instituto St-Francis High School, en La Cañada, en California (EE UU). Es conocido por ser muy estricto, por no tolerar tonterías ni revuelo en sus clases.

Algunos estudiantes lo describen incluso como aburrido, una descripción que Jim acepta sin problema, ya que no cree que la escuela tenga que ser un lugar divertido.

«Me vuelve loco escuchar a la gente decir que el colegio debe ser un lugar divertido», cuenta el propio profesor a CBS Evening News. «Quizá puede ser agradable, pero no un lugar de bromas».

Pero resulta que las estrictas demandas de Jim habían engañado a todos, y al final las noticias sobre su ‘alter ego’ salieron a la luz.

Jim O’Connor resultó ser un donante regular de sangre, y batió el récord de donación de sangre para niños en el hospital LA Children’s hospital.

Pero eso no es todo.

Cuando no está donando sangre o dando sus clases de cálculo, está acunando a bebés enfermos.

Sí, has leído bien. 3 días en semana, en los últimos 20 años, lleva haciendo voluntariado en un hospital, acompañando y abrazando bebés enfermos cuando sus padres no pueden hacerlo.
«Los bebés se sienten muy bien con él, los relaja y los duerme», cuenta el enfermero Aaron Shmidt.

Jim nunca se ha casado y no tiene hijos, pero este «hombre rudo» no es lo que imaginaban.

«Me gusta estar con ellos, me identifico con ellos».

Esta historia casi me ha hecho llorar. Qué ser humano tan maravilloso.  Jim, en su vida de soldado, ha debido de ver tanto dolor que seguro que aprecia el calor humano de estos pequeños tanto como los bebés agradecen el suyo. Dar amor es también recibirlo.

¡COMPARTE si tú también piensas que el mundo necesita más Jims!