Traer una vida al mundo es una de las alegrías más grandes que puede tener una pareja, directamente proporcional a la gran angustia de saber que tu hijo no sobrevivirá más de un día tras el nacimiento.
¿Si te dijeran algo así qué harías? No hay que juzgar las decisiones personales de cada uno porque todos tienen derecho a hacer lo que consideren correcto en su búsqueda de la felicidad. Pero lo que hicieron estos padres es el gesto más bello de altruismo que puedo imaginar.
Abbey y Robert, son una pareja de Oklahoma, en Estados Unidos, que esperaba un bebé cuando los médicos detectaron que el feto sufría una enfermedad conocida como anencefalia, que le impedía desarrollarse correctamente.
Su bebé nacería sin cerebro, cráneo o cuero cabelludo. Muchas parejas en su situación habrían decidido terminar con su embarazo, pero ésta decidió hacer algo muy diferente.
Ellos, quien ya tienen otras dos hijas sanas, continuaron con el embarzo con el objetivo de dar a luz a su hija y, tras su muerte, donar sus órganos para que otros bebés puedan sobrevivir.
Su hija, a quien llamaron Annie, nació el 23 de junio de 2016 y murió tan sólo 15 horas después.
Una fotógrafa captó todas las emociones que vivieron en el día del parto y es increíble cómo esta familia, pese a la adversidad, logró vivirlo con alegría.
Annie vivió sólo 15 horas, pero su corta vida la pasó en los brazos de su madre y de su padre.
Cuando falleció, sus órganos fueron donados para que otros bebés tuvieran mejor suerte que ella.
Por favor, comparte el maravilloso gesto de estos padres, que se enfrentaron al dolor de ver morir a su hija recién nacida, sólo para que otros no tuvieran que pasar por lo mismo. Creo que hay pocos gestos de amor tan grandes como este.
