Me fascina todo lo que se oculta bajo nuestros pies sin nosotros saberlo.
Estoy pensando particuarmente en este pueblo subterráneo en las Islas Orkney, descubiertas por azar en 1850.
Y el día de navidad de 2015 se hizo otro increíble descubrimiento, esta vez a las afueras de Buenos Aires, Argentina.
Fue ahí donde un agricultor llamado José Antonio Nievas caminaba por sus campos cuando hizo un extraordinario descubrimiento en el lecho del río. Encontró un huevo gigante atascado metido en un agujero.
José quedó fascinado por su descubrimiento, que asumió se trataba de un huevo de dinosaurio.
Pero quedó impactado cuando resultó ser algo completamente diferente...
Para muchos de nosotros, ir a pasear no tiene nada fuera de lo particular, pero para un hombre en Argentina, su tarde de caminata fue mucho más excitante.
El agricultor José Antonio nievas fue a tomar un poco de aire fresco cuando se topó con algo que los expertos creen son los restos de un gigante prehistórico.
Al principio, José pensó que había encontrado un enorme huevo de dinosaurio y los expertos quedaron perplejos por su descubrimiento.
Pero tras una inspección más exhaustiva, se dieron cuenta de lo que había junto al río.
Se cree que el huevo de 1 metro es un fósil de gliptodonte, un animal prehistórico parecido al armadillo que se extinguió hace unos 10.000 años.
Aunque pueda que el caparazón sea falso (porque no ha sido estudiado en profundidad por expertos todavía), el profesor Adrian Lister del Museo Nacional de Historia de Londres cree que podría ser un fósil de gliptodonte.
«Es muy posible que sea auténtico», dijo al Daily Mail.
Ross MacPhee, curador del Departamento de Mammalogía del Museo Americano de Historia Natural también cree que es auténtico.
«Parece bastante real. Los caparazones enteros son raros de encontrar, pero a veces ocurre», dijo al Daily Mail.
El gliptodonte era casi esférico y tenía una protección dura como una armadura.
El animal no podía girar su cabeza, pero su piel dura en su cráneo hacía las veces de casco.
Cada especie de gliptodonte tenía un patrón y tamaño único.
Incluso hoy los fósiles de este extraño animal se encuentran a menudo por toda Argentina.
La criatura, que era más grande que un auto moderno, se extinguió al final de la última edad de hielo.
Pero su pariente mucho más pequeño, el armadillo, sobrevivió.
Adrian Lister del Museo de Historia Natural dice que es común encontrar fósiles enterrados en los lechos de los ríos, porque el fluir del agua hace que se erosionen los bancos de tierra lentamente, lo que facilita el hallazgo de caparazones y huesos.
Pero dar con un caparazón tan intacto es raro.
¡Este descubrimiento me recuerda una vez más que secretos maravillosos se esconden bajo nuestros pies!
Por favor, comparte este fantástico descubrimiento si conoce a alguien a quien le gustaría leer esto 🙂